
Azules y blancos son los patios andaluces que pintan los rincones más cautivadores de Córdoba, por eso la gastronomía de a pie sigue su estética, manteniendo la esencia del sur español en sus productos. Así lo hacen en Chips by Raquel, con un nombre atractivo y moderno, pero con los sabores de siempre, como explicaba Alberto Pareja, miembro de la empresa.
Desde Cañete de las Torres, en Córdoba, Chips by Raquel hereda el legado familiar y se dedica a la fabricación artesanal de patatas fritas. Se trata de una compañía pequeña, con tan solo cuatro personas, pero muy grande por su sabor y renombre.
Desde hace un año y medio han querido revolucionar su propuesta, dándole un empujón a la marca a través de lo visual:
“Nuestra finalidad es exportar tanto el sabor tradicional como el packaging, basado en los patios andaluces y de Cañete, para que no solo se vea en Córdoba, sino en toda España y, próximamente, en el mundo”.
Lo mismo ocurrió con el nombre, que mantiene el de Raquel, la hija pequeña de Custodio Pérez, el fundador de la empresa cordobesa: “La llevamos por bandera”, señalaba Alberto.
Su éxito queda más que refrendado cuando Alberto nos cuenta:
“Viene gente del pueblo a vernos, pero también visitantes de Barcelona y Madrid, porque dicen que no encuentran otra patata igual. Por eso, ahora estamos en procesos para que las puedan encontrar al lado de casa”.
¿Qué os está aportando el giro que le habéis dado al packaging?
Es un packaging muy llamativo, que se alinea con un cambio que hicimos hace año y medio: nos mudamos a unas nuevas instalaciones, donde seguimos con una producción muy cuidada.
Además, ahora estamos en Barcelona y en todos los puertos de España, en tiendas gourmet y en los lineales de Enrique Tomás, una de las marcas tradicionales más reconocidas de productos típicos españoles.
El año pasado comenzamos también a expandirnos a nivel internacional. Ya contamos con distribuidores en Arabia, en Dubái en concreto, donde hicimos las primeras exportaciones. Luego estamos presentes en Países Bajos y Lituania, aunque a raíz de la feria esperamos estar en muchos más sitios”.
Cuéntame cómo es este proceso artesanal que hacéis con las patatas.
Cuando llega la patata cruda, la mantenemos con humedad y temperatura controladas. Luego pasa por un proceso de selección manual para saber qué patata entra en la sartén y cuál no, porque queremos eliminar todos esos defectos que vienen en la materia prima.
Todo esto lo hacemos manualmente en una cinta donde la persona se detiene patata por patata. Más tarde, la llevamos a una pequeña freidora y Ángel Pérez, hijo del fundador, sigue elaborando las patatas día a día.
¿Qué ingredientes utilizáis para ser fieles a la receta original?
Trabajamos con patata española y usamos aceite de oliva virgen extra de Cañete de las Torres. También elaboramos con aceite de girasol alto oleico, por su buena resistencia a la fritura. Finalmente, llevan un toque de sal que les da ese gusto y ese sabor tan distintivo.