
Hace 220 millones de años, el mar cubría lo que se conoce como España. Cuando las aguas retrocedieron, algunas quedaron atrapadas en manantiales subterráneos, protegidas del paso del tiempo. Hoy, esa agua milenaria vuelve a emerger para convertirse en un ingrediente único: la sal líquida.
Desde su finca en el municipio navarro de Salinas de Oro, a 700 metros de altitud, la empresa Sal Ancestral recolecta este líquido gastronómico prácticamente libre de microplásticos y otros contaminantes. Como explica José Antonio Durán, responsable de exportaciones de Sal Ancestral, a Excelencias Gourmet: “es una sal sin pólvora, sin impurezas y muy rica en nutrientes”.
Sal líquida, la nueva versión del oro blanco de la alta cocina
Ancestral ha convertido esta peculiar sal líquida en un producto gourmet para cocinas que apuestan por la precisión y el sabor puro.
En palabras de Durán, “la diferencia con la sal tradicional es abismal. Basta con probarla en la lengua para notar el cambio: no abrasa, se controla con facilidad y potencia el sabor sin alterar las texturas”.
Este producto, que ha despertado el interés de cocineros de renombre, se caracteriza por su facilidad de dosificación y un cuidado perfil mineral, siendo altamente apreciado en el segmento de la alta cocina internacional. Durán afirmaba que estamos ante una sal especializada, pensada para dar toques únicos a platos exigentes.
De Navarra al mundo: la visión global de un producto con potencial
Sal Ancestral tiene su sede principal en Navarra, pero ha crecido con fuerza en mercados internacionales. La empresa cuenta con una sociedad hermana en México, desde donde ha expandido su presencia en diversos países de Asia, como Japón. “Exportamos desde la Península Ibérica, pero también tenemos puntos logísticos en otros países”, explica el director de exportaciones que sus canales de distribución principales son el retail y Horeca.
Su catálogo no se limita a la sal líquida: también comercializan sal en escamas, flor de sal, frutos secos y patatas con sabores innovadores como trufa, pimentón, wasabi o aceite de oliva.
“Si un chef me pregunta qué es la sal líquida, solo le digo: que la pruebe”, nada más que añadir a las palabras del profesional.
La precisión en la cocina y la versatilidad del formato hacen que este producto tenga el potencial para convertirse en un imprescindible para cocineros que buscan la excelencia en un elemento sostenible, con un toque especial: la pureza de su historia.