Maridar los conocimientos teóricos con una correcta práctica para lograr la verdadera excelencia en el ámbito de la sommelería se dice fácil, pero demanda estudio, dedicación y talento. No cualquiera puede parase delante de renombrados expertos y demostrar conocimientos casi enciclopédicos y nervios de acero. De ahí, en parte, el prestigio y la importancia de la competencia Habanos Sommelier, un concurso de lujo que pone de manifiesto la valía de los profesionales de este sector, premiando a los más completos y capaces del gremio.
La semifinal occidental de este singular evento concluyó en el hotel Habana Libre, de Cuba, aportando los últimos tres aspirantes de los 12 que lucharán en la gran final, pactada para el 29 y 30 de enero. Así, Andrés Piñón, del hotel San Felipe; Mabel Durán, de la Sociedad Asturiana Castropol; y Alexis Ramón, también del hotel San Felipe, obtuvieron los tres primeros lugares, respectivamente, y ganaron el derecho a pasar a la siguiente fase.
Fue un evento harto reñido, marcado por dos duras y exigentes etapas que tuvieron en vilo a los 16 aspirantes. La parte inicial de la justa consistió en una prueba teórica, dividida en un examen escrito sobre Habanos y otro sobre bebidas (evaluados en 15 puntos cada uno). La suma de ambos acumulados dio la nota definitiva, para establecer a los 5 que pasaban a la etapa definitoria: el examen práctico.
En este, el momento más exigente y tenso del concurso, se describió un escenario donde cada sommelier tuvo dos comensales sentados a una mesa. El jurado estuvo integrado por el distinguido profesor y Habano Sommelier, Fernando Fernández; Jorge Luis Fernández Maique, vicepresidente comercial de la Corporación Habanos S.A.; Marcelino Ben, director de mercado interno Habanos S.A.; Juan José López, asesor de Habanos S.A.; Rolando Blanco, maitre del Floridita; y Juan Jesús Machín, maitre del hotel Presidente.
El la escena, elaborada específicamente para cada competidor, se facilitó una información primaria (todo lo que comieron y tomaron los clientes), para que después cada sommelier investigara con el objetivo de ofrecer un servicio de Habanos y de bebidas que maridara con la cena, y que además se asemejara a los gustos de los comensales.
“Claro, nada de lo que el cliente declaró que fumaba y bebía estaba en el humidor o en el bar. Justamente ahí radicaba el quid de la cuestión, en que el sommelier estableciera las semejanzas en los territorios de sabor, para así proponer una oferta certera, que se adecuara además al tiempo que los clientes tenían para la sobremesa”, explicó Marcelino Ben.
“El concurso se dividió por regiones. La competencia de la zona oriental aconteció en Camagüey, durante el mes de octubre y la central tuvo actividades hace dos semanas, y fue dividida en dos por la importancia y prestigio de varios clubes de sommeliers. De ahí que Varadero y Cayo Santa María compitieran como regiones independientes”, concluyó el director de mercado interno Habanos S.A.
Lorenzo Valdés, Sebedo Balmaceda y Denis Ibarra, de Cayo Santa María, y Rainer Chapelin, Marilín Mostaza y Aloisek Rodríguez, de Varadero, fueron los triunfadores de Occidente. Mientras, Marcos Rodríguez, Jesús Chacón y Ransés Hernández se impusieron por Oriente.
