Pocos meses después se sabría que El Celler de Can Roca subía 2 escaños en uno de los más reconocidos rankings mundiales de la restauración: The World’s 50 Best Restaurants, que entrega cada año la revista británica Restaurant. El Celler de Can Roca llegaba así a un paso de ser el mejor del globo, justo después de Noma, de René Redzepi.
Hace algunos días pude, en mi calidad de Presidente de Honor de la Academia Internacional de Gastronomía, hacer entrega a Josep del Premio al Mejor Sumiller de 2010 en su propio local de Gerona. Y ese fue el escenario de un estupendo almuerzo con un menú elaborado por Joan y compuesto por 28 platos entre los que figuraban: las olivas caramelizadas; ostra a la piedra al vapor de Manzanilla, jugo yodado y gota de Manzanilla caramelizada; escalibada al humo de brasa de encina; flor de alcachofa con naranja y aceite de trufa; calamares con roca de cebolla; o la adaptación de steak tartar con helado de mostaza.
Los postres fueron obra del menor de los Roca, Jordi, todos fántásticos: las fresas con nata; el gran bombón de chocolate; el viaje a La Habana; el postre láctico; el chocolate y haba de cacao; la vainilla y coco; el melocotón, miel y rosa; y melón y flor de naranjo.
Los vinos que acompañaron la comida fueron: cava Torelló Brut Nature; Dom Pérignon 1999; Vega Sicilia Único 1981; Termanthia 2004 y Niederhäuser Hermannshöle Dönnhoff 2002.
