Foro Mundial del Vino traza futuro del sector

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Foro Mundial del Vino traza futuro del sector

El consejero de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural del Gobierno de La Rioja y el presidente de la Federación de Empresarios, Julián Doménech, han clausurado el VII Foro Mundial del Vino, que se ha celebrado los días 12, 13 y 14 de mayo en Logroño.

Las conclusiones del citado foro son las siguientes:

1.- Es evidente que nos enfrentamos a un entorno cambiante, sobre todo desde el punto de vista económico, al que el sector del vino no es ajeno. Por ello, se considera que es en los momentos difíciles en los que debe demostrarse una mayor fortaleza, adoptando decisiones inteligentes pensando no sólo en el presente, sino también en el futuro.

2.- Para sobreponerse a la actual situación de crisis es necesario buscar la diferenciación empresarial, buscar nuevos mercados, ofrecer nuevos productos; pero siempre desde la premisa de la calidad. En este sentido es fundamental asumir el reto de la internacionalización, especialmente en países emergentes, ante la certeza de encontrarnos en un contexto extremadamente competitivo y globalizado.

3.- Urge una reflexión sobre las estructuras empresariales y la adecuación de los mecanismos de producción, promoción y venta a la demanda real existente. Quizá sea el momento de adoptar decisiones importantes que tiendan a una regeneración del sector o, en cualquier caso, a una reestructuración del mismo.

4.- En el campo de la viticultura, resulta necesaria una adaptación a través de la innovación y la diversificación. Hay que definir objetivos muy claros y observar en qué elementos del proceso productivo podemos intervenir para preservar la calidad conforme a condicionantes como el cambio climático o la optimización de procesos.

5.- Debemos aprovechar las nuevas oportunidades que nos brindan los avances genéticos de la vid en beneficio del sector. La selección genética, la resistencia a enfermedades y la multiplicación de los genes más resistentes son hoy herramientas de éxito. Por otro lado, la ingeniería genética llamará a la puerta del sector, antes o después, de hecho ya lo está haciendo. En cualquier caso el vino será uno de los últimos alimentos en encontrarse entre los productos transgénicos puesto que no hay que olvidar que este sector cuenta con un valor muy tradicional que sigue pesando en la consideración del consumidor.

6.- La viticultura se encuentra en un momento interesante en su evolución, en su progreso. Las nuevas tecnologías y las nuevas tendencias son parte importante en el cumplimiento de este reto. Sin embargo, es necesario también preservar las variedades autóctonas para evitar la pérdida de la diversidad genética de cada región y obtener así ese valor añadido por la diferenciación. Es interesante adoptar medidas tendentes a crear más variabilidad y a la mejora de las características morfológicas de las vides.

7.- Debemos ser conscientes de que la limitación de recursos naturales o su simple alteración, condicionará aspectos tan esenciales en la elaboración del vino como el grado alcohólico, la acidez, los aromas, el envejecimiento acelerado, etc. Estas cuestiones imponen una evolución, una reflexión, compatible con la disminución de densidades de plantación o cuestiones ya constatables como el cambio de los sistemas de conducción.

8.- Al igual que el resto de sectores, el vino debe incorporarse, desde un punto de vista del consumidor, a las nuevas tendencias. Un buen ejemplo de ello son los vinos de bajo contenido alcohólico. La investigación aparece así como una vía necesaria para conseguir este objetivo sin perder calidad y, sobre todo, para contrarrestar los condicionantes impuestos (pérdida de las cualidades organolépticas, mayores costes…) por el ya más que interiorizado efecto del cambio climático o las nuevas técnicas de producción.

9.- Otra realidad en el mercado es que por muy tradicional que sea la imagen de una bodega o de un determinado vino, no puede caerse en el inmovilismo. De nuevo aparece como esencial la figura del consumidor y la simplificación de la información que se le hace llegar a través de la imagen: etiqueta, indicación de añada, variedad, región vitivinícola o crianza. Hay que ayudar al consumidor a elegir un producto porque, no podemos olvidarlo, el objetivo final de la empresa es vender vino.

10.- Los nuevos tiempos nos traen nuevos usos y nuevas costumbres. El perfil del consumidor del vino ha variado y hoy la consideración cultural y saludable del mismo ha propiciado un incremento del consumo femenino hasta alcanzar el 45 por ciento del total, alejándose de tópicos como el que a las mujeres les gusta más el vino ligero. También han cambiado las tendencias en cuanto a la adquisición del producto: se incrementa la importancia de la compra en supermercados.

11.- La simplificación en el etiquetado no debe significar que éste quede exento de una completa información útil para la exigencia del consumidor, que no sólo quiere vinos más saludables y más sostenibles… también quiere una información clara en la botella que compra. Buen ejemplo de ello son los nuevos cálculos de CO2 a través de la huella de carbono en la afección que la producción vitícola provoca en condicionantes ambientales como el efecto invernadero.

12.- No puede entenderse un mercado de vino de espaldas a las nuevas tecnologías, las ventas on-line, los blogs y una dimensión más lúdica que implique al público en el consumo. Además de vender vino se trata de transmitir valores e incentivar una participación activa que redunde en su dimensión social.

13.- Es muy importante, desde un punto de vista político-administrativo, trabajar con el fin de encontrar fórmulas que, respaldadas con aportaciones técnicas autorizadas, ofrezcan flexibilidad a la aplicación de determinadas normativas que no se ajusten a la realidad y a las necesidades concretas de una determinada localización. En el trasfondo de esta cuestión encontramos la próxima liberalización de plantaciones propuesta por la Unión Europea, claramente contraindicada para modelos como el de las Denominaciones de Origen Calificadas, que podrían encontrar una solución en una excepción para la regulación de su potencial vitícola.

14.- En el mercado internacional, si Estados Unidos es la referencia, China es el futuro. El mercado oriental está aún por descubrir en este sentido, con un mercado potencial directo de más de 70 millones de personas. Para ello es necesaria una mayor planificación, un perfecto conocimiento de los canales de entrada al país (especialmente debido a las medidas arancelarias) y el posicionamiento de marca mediante la adecuada promoción, con destino a un público que se incorpora al consumo de vino de calidad.

15.- Otra realidad es que la oferta de vino no siempre se adapta a la velocidad a la que cambian los mercados a los que se dirige. Un buen ejemplo es Reino Unido, donde el consumidor cada vez se fija más en las ofertas, por lo que sería deseable una reducción de costes sin que se vea afectada la calidad. El factor precio, dentro de una extensa gama de vinos con múltiples procedencias, se impone a otros criterios como el del diseño, la tradición, la historia… muy presentes en los vinos españoles. Por ello urge una adaptación del sector a estos mercados.

16.- El canal ‘alimentación’ es imprescindible para recuperar e incentivar el consumo de vino en España. Por eso, fórmulas que incentiven al consumo moderado y saludable; y la modernización de la distribución, donde las operaciones de vino resulten atractivas y rentables, deben orientar la estrategia que conduzca a un cambio de mentalidad y del modelo de negocio.

17.- En tiempos de cambio como también debemos incorporar una nueva gestión de los medios de comunicación en la venta de nuestro producto. Incluso el marketing avanza hacia el concepto 2.0. La comunicación unilateral ha terminado. Ya no se concibe una venta sin una retroalimentación con el cliente. Internet se presenta para ello como una herramienta fundamental, donde caben todas las tendencias y todas las opiniones; desde donde debemos construir nuestra imagen.