Hace unos años tuvo un éxito extraordinario en España una canción de Bobby McFerrin, extraordinario vocalista del mundo del jazz. Se titulaba “Don´t worry…be happy” y, de tan escuchada en todos los ambientes, se convirtió en lema de una época seguramente mucho más feliz que la actual (aunque entonces no nos diéramos cuenta).
Como me siento solidario con quienes afirman que conviene dejar el pesimismo para otros tiempos, quiero lanzar un mensaje de esperanza vinculado con dos de los sectores que mejor están reaccionando a las complejas circunstancias actuales: la gastronomía y el turismo, emblemas de lo mejor de nuestro país y grandes embajadores de la marca España.
Por eso, me gustaría lanzar a todos los vientos un lema similar al que popularizara Mac Ferrin, esto por una serie de razones que quiero explicar brevemente y entre las que destaca que nuestra gastronomía no solo es una de las mejores del mundo sino que, además, es saludable (un valor esencial en nuestro tiempo).
Alimentación y salud
De hecho, la mayoría de los expertos, médicos, nutriólogos, incluso especialistas en enfermedades cardiovasculares y responsables de la lucha contra la obesidad, consideran que la alimentación es, junto al ejercicio físico, el factor determinante de la salud.
Dada esta circunstancia, parece lógico que en la promoción turística de España se apueste no solo por la gastronomía (entendida como satisfacción), sino por esta emergente vertiente de la buena mesa que va de la mano de la salud.
Porque es casi obligatorio disfrutar comiendo y comer de manera saludable, sobre todo si tenemos en cuenta que España tiene una de las mejores ofertas de gastronomía saludable que existe.
Al fin y al cabo, estamos en el epicentro de la Dieta Mediterránea y tenemos una extraordinaria variedad de comida y de bebida. Por lo tanto, el viajero y el turista pueden elegir tomar todo aquello que les produzca placer y satisfacción y, al mismo tiempo, que sea nutricionalmente irreprochable.
Un modelo de libertad
Si convencemos a turistas y viajeros de que si vienen a España podrán disfrutar de una gastronomía saludable, habremos conseguido un nuevo factor de promoción de nuestro país, que permitirá un aumento del número de turistas y un incremento de los ingresos por visitante.
Tomando en cuenta que la felicidad es también libertad, resulta evidente que la cocina española ha triunfado en el mundo por su buena relación calidad-precio. Pero, sobre todo, gracias al concepto de “cocina de la libertad”, en la que todos podemos comer como queramos; ya sean dos platos y postre, 10 o 12 tapas de cocina en miniatura; sentado en una mesa, en un taburete o barra, en 2 horas y media o en apenas media hora.
En todos estos “modelos” de alimentación se puede disfrutar de una comida saludable, mientras se desarrollan valores como la hospitalidad, la conversación, la cordialidad o, incluso, la amistad.
Elementos todos que, analizados en su conjunto, permiten que nuestro país ofrezca a viajeros y turistas ese intangible llamado “felicidad”, siempre basado en el modelo de libertad y la garantía de gastronomía saludable.
La suma de placer, salud y libertad asegura una mayor calidad de vida y una mayor felicidad que, además, se puede trasladar en el viaje de regreso.
