Una historia en cada bocado

Creado: Dom, 11/09/2016 - 11:36
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Por: Luis Ros – Presidente ADG
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Según Brillant Savarin, flamante jurista y político francés del siglo XVIII, y autor del primer tratado de gastronomía que se hubiera publicado en esa época, el descubrimiento de un nuevo plato hace más por la felicidad de la humanidad que el descubrimiento de una nueva estrella. Y no podría estar más de acuerdo con él!  Cada plato tiene su historia, y debido al contacto íntimo que la persona hace con el alimento, cuando este conocimiento resuena con la ilusión, sensación y emoción del comensal, la felicidad aflora espontáneamente, como arte de magia.  Y esa historia es la que los grandes Chefs descubren para fomentar en el comensal experiencias cuasi-divinas.
 
Hay productos nuestros, como el cacao dominicano, por ejemplo, que es un orgullo nacional por estar reconocido entre los mejores del mundo y siendo la República Dominicana el principal exportador de su versión orgánica.  E igual que cientos de otros elementos que tradicionalmente cosechamos y consumimos localmente, éste no es oriundo de nuestras tierras; nos llegó desde México.  Y es que durante la conquista de dicho país, entre 1519 y 1521, Hernán Cortés probó “xocoatl”, una bebida amarga que preparaban los aztecas a base de granos de cacao hervidos y que servían en ceremonias especiales.
 
 Cautivado por este extraño brebaje, Cortés lleva el cacao a Europa, donde mezclaban el “xocoatl” con azúcar de caña o miel, y rápidamente proliferó, hasta ser traído y sembrado en La Española (hoy nuestro país) en el siglo XVI.


Conociendo estos detalles, hagamos la prueba con un trocito de chocolate fino elaborado con cacao dominicano, y mientras degustamos su textura y tonalidades de sabor, en un ambiente cómodo y apropiado, notemos como el sólo hecho de conocer un poco de su historia potencializa el nivel de placer, transportándonos a dimensiones exquisitas.
 
En los años 80, participé como socio en el proyecto de adquirir un restaurante francés en Santo Domingo, el Café St. Michel.  En ese tiempo, no existía el concepto de “fusión” y nos resultaba extraño ofrecer una cocina francesa sin existir vínculo alguno de parte nuestra con esta cultura.  Después de mucho debate, decidimos atrevernos a crear un concepto de Cocina Caribeña Transcultural que nos permitiría abrir las posibilidades de oferta en nuestro menú.  Lanzamos la idea y comenzamos a participar en los Festivales Gastronómicos propiciados por el Ministerio de Turismo y dirigidos por el ilustre y muy recordado Simón Romero (q.e.p.d).  En cinco años logramos acumular 19 primeros lugares con nuestras creaciones, éxito cuya historia pudimos felizmente compartir con miles de comensales que ocuparon nuestras mesas.
 
No tiene comparación el placer que produce asociar una buena historia con un delicioso manjar.  Ni siquiera el descubrimiento de una nueva estrella nos puede llevar tan “lejos”.  La gastronomía es infinita en posibilidades; es diversa, divertida, dinámica, y es imposible detener su marcha.  Y con cada vez más adeptos, ésta va ampliando sus avenidas, haciendo espacio para todos y dando riendas sueltas a la felicidad.

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