Gustoso y verdaderamente sorprendente fue el sabor de boca que consiguieron los sommelieres cubanos este sábado durante la presentación de vinos de Brasil que tuviera lugar en el Hotel Melia Habana. Desmitificando totalmente la creencia de que el gigante latinoamericano no es un buen vitivinicultor, esta propuesta ha establecido un innegable puente entre ambas naciones en busca de nexos comunicativos y comerciales de gran valía.
Con la promoción del gobierno de Rio Grande del Sur, la Agencia Brasileña de Promoción de Exportaciones e Inversiones (ApexBrasil) y la cancillería de dicho país en Cuba se organizó el contacto especializado. Sommelieres, productores y representantes intercambiaron fluidamente mientras vinos tintos, blancos, rosados y sobre todo espumosos impulsaban el feliz debate.
Para Helio Luiz Marchioro consejero del Instituto Brasilero de Vinos y director ejecutivo de la Federación de las Cooperativas Vinícolas de Rio Grande del Sur, la cita es un importantísimo escalón en las acciones que ya se efectúan para acercar ambas regiones en una sociedad comercial creciente.
“El evento realizado tiene como objetivo acompañar la delegación del gobierno de Rio Grande del Sur, un gobierno de 11 millones de personas, que está poniendo mucho empeño en apoyar relaciones internacionales con Cuba. Uno de los puntos entonces fue venir acá con nuestros productos gracias a un contacto realizado previamente con el sommelier René García.
“En esta ocasión las protagonistas fueron cooperativas productivas, sobre todo por la relación que tiene con las formas de producción propias de la isla. Gracias a este encuentro hemos interactuado con un grupo de sommeliers lo cual ha significado una novedad pues no sabíamos que Cuba tenía un grupo tan importante y cualificado de especialistas. Participaron también el Gobernador del Estado, la cancillería de Brasil en la isla, muchas autoridades del gobierno de Rio Grande del Sur lo cual fue muy gratificante.
“Tenemos mucho interés en acercarnos a Cuba ya que para nosotros, de Rio Grande, la isla es mucho más que un destino de playa en donde pueden ser muy bien ubicados nuestros vinos, espumantes y zumos, basados en la experiencia de nuestra propia región que se desarrolla mucho bajo la historia, la geografía y fundamentalmente por la relación que tenemos con dichas bebidas.
“Aun cuando en términos de competitividad deberíamos hacer un estudio más profundo debido a que nuestros costos de producción son más elevados que los de otras regiones vitivinícolas, en nuestra propuesta la cuestión de la calidad ya es un hecho, sobre todo porque nuestro terroir produce un espumante muy rico, jovial, propio de playa, fresco y de mucha calidad”.
Y agrega: “Por su parte los zumos son obtenidos de vitis labruscas, o sea con un terroir de acidez muy marcada, pero en el resultado tal parece que estamos bebiendo la fruta. Un elemento a destacar es que producimos jugo 100 % natural, sin aditivos, ni siquiera azúcar. El trabajo con los orgánicos es otra de nuestras fortalezas pues las cooperativas producen cerca den 2 millones de kilos de uva orgánica, fundamentalmente para los zumos, lo cual otorga un posicionamiento especial”.
Subtitular: El sabor de las sorpresas
Para los sommelieres asistentes a la reciente degustación la posibilidad de interactuar con vinos de tan inusual región ha sido muy estimulante además de un privilegio en cuestión de aprendizajes. Abunda el profesor René García:
“El calificativo que podemos dar es de total novedad en Cuba: es primera vez que catamos los vinos de Brasil y ha sido asombroso. No pocas veces se piensa que por su geografía este gigante es incapaz de ofrecer vinos de calidad y nos ha demostrado que sí es posible. Es Rio Grande del Sur la región principal que agrupa el 85 % de su producción, específicamente un parte llamada Serra Gaucha, colindante con Uruguay y Argentina.
“Aunque su basamento es más bien italiano con variedades de este origen como el Moscato Bianco, el Prosecco, lo más importante es que han sabido combinar esas uvas italianas con las internacionales Cabernet Sauvignon, Cabernet Franc, y también en las blancas la Chardonnay, lógicamente.
“La mayor riqueza que se puede adquirir con esos vinos está en la perfección que han alcanzado dentro de los espumosos otorgándoles un muy agradable nivel de burbujas, frescor, acidez muy bien equilibrada y además niveles de alcohol que no son para nada altos. Si hay que hablar de vinos de Brasil, tenemos que referirnos a lo ya clasificado por otras personalidades como la excelencia de los vinos espumosos, pero tampoco se quedan atrás los blancos y los tintos”.
Vaticina además el profesor: “Su sapiencia, que ha sabido transformar una industria algo incipiente, llevándola a parámetros universales también permitirá sin dudas que con los años los Cabernet, Merlot, Tannat, serán también igualmente competitivos.
“La consideración de que Brasil no es productor de vinos parte de un desconocimiento, el de pensar que solamente los países ya clasificados como vitivinícolas son los únicos o los primeros nombres a citar. Ya hay que incorporar a Brasil como se ha visto en esta muestra. Otros países ya son conscientes de ello, como Estados Unidos e incluso Francia. Cuba está llegando a este proceso ahora y es muy pertinente este reconocimiento”, remarcó.
Tres bodegas constituyeron el eje de la presentación, Garibaldi, Aurora y Alianza acercaron a los especialistas cubanos 40 marcas de distintas modalidades proponiendo así una exhibición muy representativa. En este entorno una de las mayores pasiones recayó sobre los zumos de uva, una concepción un tanto inusual en las experiencias gustativas de la Mayor de las Antillas.
El producto, obtenido totalmente de la vitis, implica en su composición todas las bondades propias de la uva, sin las limitantes que implica para algunos el alcohol y muy disfrute. En Brasil es una bebida altamente consumida, muy saludable y que según los expertos cuenta con muchísimas cualidades para posicionarse en el mercado cubano.
