Día Internacional de la Tierra: que 24 horas sean 365 días

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Redacción Excelencias Gourmet
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Con la aspiración de concientizar sobre los desafíos fundamentales para el cuidado del planeta y promover prácticas sostenibles en armonía con la naturaleza, el 22 de abril se celebra cada año el Día Internacional de la Madre Tierra. La iniciativa, promovida por primera vez en 1970 por el senador estadounidense Gaylord Nelson, llega este año a su aniversario 50 en medio de una crisis global provocada por la rápida propagación del nuevo Coronavirus y la transformación de las relaciones sociales debido a imprescindibles medidas de aislamiento.

Fotografías publicadas en medios de comunicación muestran cómo las ciudades afectadas han ido cambiando su fisonomía y el impacto que ello ha tenido sobre la naturaleza. La Organización de las Naciones Unidas alerta, sin embargo, que efectos como la mejora de la calidad del aire o la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero es temporal, y exhorta a que recordemos, hoy más que nunca, que necesitamos un cambio hacia una economía más sostenible, que funcione tanto para las personas como para el planeta.

Indudablemente, los ecosistemas sanos ayudan a protegernos de las enfermedades, pues la diversidad de especies hace más difícil la propagación de patógenos. Es por ello y a propósito de que el 2020 es el Año de la Biodiversidad, que la ONU dedica hoy el Día de la Tierra a la importancia de la diversidad biológica, cuya influencia en la salud humana, según destaca en su página web, es cada vez más evidente:

"Los vínculos específicos entre la salud y la biodiversidad incluyen posibles impactos en la nutrición, la investigación sanitaria y la medicina tradicional, la generación de nuevas enfermedades infecciosas y cambios significativos en la distribución de plantas, patógenos, animales e incluso asentamientos humanos, algo que puede ser alentado debido al cambio climático".

Para celebrar la fecha y recordar que el Día de la Tierra debería ser una salutación permanente a la vida, compartimos las reflexiones que nos han enviado cinco colaboradores de Excelencias Gourmet, que plantean algunos de los desafíos que aún tenemos pendientes y destacan el valor de la responsabilidad colectiva.

Jorge Méndez Rodríguez-Arencibia, Presidente ejecutivo de la Cátedra Cubana de Gastronomía y Turismo

"Es de bien nacidos respetar —y enaltecer— orígenes. Coincidencia o derrotero trazado por sinos universales, una cultura debidamente estratificada debe erigirse como armónica relación entre humanidad y naturaleza. La historia, casi siempre con respuestas para todo, nos recuerda que el bíblico apelativo Adán proviene del hebreo Adamah, que significa tierra; y por su condición de primer hombre sobre la misma, el latín humus (tierra fértil) derivó homo, humanidad y humildad. Franca sinonimia, en suma, con un digno tránsito existencial".

Julio Valles, Presidente de la Academia Castellana y Leonesa de Gastronomía y Alimentación

"En este Día de la Tierra estamos viviendo una pandemia mundial que está cambiando de una forma obligada los hábitos y modo de vida de multitud de países, y se están produciendo situaciones no imaginadas hace poco más de un trimestre. El confinamiento de la población en las casas está motivando que animales salvajes se acerquen a los núcleos urbanos y agrícolas y perjudiquen el crecimiento y desarrollo de algunas cosechas. Es una paradoja que el beneficio indirecto de esta pandemia para el medioambiente por la evidente reducción de la polución, suponga por otra parte un perjuicio para algunos agricultores, como es el caso de los viñedos en Castilla y León en España. Esperemos que esta idílica situación del campo no sea dramática y sigamos, no obstante, con el compromiso de mejorar nuestro clima; pero hay que cuidar también nuestras cosechas, esperamos que esta invasión sea pasajera y la podamos controlar. Debemos cuidar de la Tierra en todos sus aspectos".

Antonio Montecinos, Doctor en Turismo. Especialista en planificación gastronómica y turística sostenible e inteligente. Representante en la Red de Gastronomía de la OMT

"La esencia del sistema alimentario de la humanidad son los ingredientes que el territorio o la Pachamama o Madre Tierra prodiga, si se cuidan de manera adecuada su biodiversidad, reservas de la biosfera, microclimas, biomas, sistemas agroforestales, cultivos... y se protegen los productos regionales con distintivos de calidad, como las Marcas Colectivas, Indicaciones Geográficas Protegidas (IGP), Denominaciones de Origen (DO)... Respetando a la tierra de manera sostenible, a largo plazo podremos lograr seguridad y soberanía alimentaria; de lo contrario, “si vamos en contra de la naturaleza, afectamos el metabolismo social de las naciones".

Jaime Cisterna, cocinero ejecutivo. Ha trabajado con comunidades indígenas en el rescate de productos locales y técnicas ancestrales

"Vivimos de buenas intenciones, pero no de acciones. Arreglamos el mundo desde nuestra comodidad y nos transformamos en dueños de la verdad. Ser conscientes del impacto que producen nuestras acciones, disminuiría el problema socioambiental. Preservar los recursos naturales nos garantizaría una evolución igualitaria y en equilibrio con el planeta para las futuras generaciones; por tanto, debemos establecer, desarrollar y promover relaciones de  beneficio mutuo con nuestra tierra para asegurar un crecimiento económico sin generar un impacto ambiental agresivo".

Andrea Amato, Director de Programas América Latina y el Caribe Slow Food

"No hay duda sobre el hecho de que la crisis mundial que la humanidad está viviendo por esta pandemia, es efecto de un sistema global intensivo que tiene como objetivo la generación de una supuesta “riqueza” económica para pocos, a cambio de la devastación de la biodiversidad, que es la verdadera riqueza de la tierra, afectando la vida de la mayoría de la población. En Slow Food creemos que es necesario cambiar el paradigma: es indispensable crear un sistema, basado en las comunidades locales, que proteja los recursos naturales y promueva los bienes comunes, donde la sostenibilidad, la protección de la diversidad biocultural y la soberanía alimentaria sean los faros que guíen la nueva ruta".

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