Evitar las enfermedades degenerativas del cerebro es prácticamente imposible, como se ha visto a lo largo de la cantidad de estudios científicos sobre el tema. Sin embargo, hay factores que pueden ayudar a prevenir el riesgo de desarrollar algunos tipos de demencia.
La Alzheimer's Association International Conference ha presentado recientemente un estudio en el que se demuestra que el consumo de carne roja procesada puede acelerar los daños que produce la demencia en el cerebro. A la misma vez, la Universidad de Salud y Ciencia Oregón ha publicado otro en el que incide en el consumo de aceite de pescado, enriquecido en omega-3, para prevenir el riesgo de padecer estas dolencias psiquiátricas.
La primera de las investigaciones se sustenta sobre el estudio intensivo de la dieta de 130.000 pacientes a lo largo de incluso 43 años. Con encuestas sobre alimentación frecuente cada dos o cuatro años, se ha incidido en que la presencia de la carne roja procesada en la dieta acelera las posibilidades de sufrir demencia. De todos los sujetos, más de once mil fueron identificados con alguna enfermedad degenerativa del tipo demencia. Tenían en común el consumo frecuente de bacon, salchichas, mortadela y salami, en distintas medidas, entre otros productos relacionados.
El resultado es claro: tienen un 14% más de riesgo de padecer demencia aquellos que consumen 1/6 de porción diaria de carne roja procesada, frente aquellos que consumen 1/10, según los primeros resultados de la AIIC en 2024.
Pero, ¿qué es una porción? Según Medline Plus, una porción de carne depende del tamaño de la mano o una baraja de cartas. Por tanto, una porción se mide por el tamaño y peso de cada persona. La dosis de carne roja fresca recomendada, generalmente, es de 80 a 150 gramos al día, con un máximo de 500 gramos a la semana.
Las Encuestas Nacionales de Alimentación en España revelan que el consumo de un español es de 257 gramos a la semana de carne roja fresca y de más de 32 gramos de la procesada al día
*1/6 de carne roja procesada al día equivaldrían, según estas medidas, a unos 16 gramos al día o 112 gramos a la semana (entendiendo la ración por 100 gramos/día).
¿Cómo afecta el consumo de carne roja procesada al envejecimiento del cerebro?
En cuanto a la cognición, los investigadores comprobaron mediante la Telephone Interiew Cognitive Status en la evalucación a 17.458 pacientes que, por cada porción diaria adicional de carne roja procesada, podría suponer 1.61 años más de envejecimiento cognitivo global, incluyendo lenguaje y procesamientos ejecutivos. Además, 1.69 años de envejecimiento cognitivo se añaden cuanto a la memoria verbal (recordar y comprender palabras).
Alimentación preventiva, una buena opción para evitar la neurodegeneración
Por otro lado, la encuesta también recontaba en la dieta el consumo de legumbres y frutos secos, que genera, de hecho, el efecto contrario.
Aunque no existe una solución para evitar el envejecimiento del cerebro, sí pueden utilizarse algunas recomendaciones de expertos como los de la Alzheimer’s Association. Por ejemplo, sustituir estas porciones de carne roja procesada por legumbres y frutos secos.
En el estudio se incluyó el consumo de nueces, cacahuetes, leche de soja, frijoles, chícharos, lentejas, habas, tofú y proteína de soja. Se concluyó que el riesgo de desarrollar demencia cae en un 20% con este tipo de alimentación, lo que se traslada en 1.37 años menos sobre el envejecimiento cognitivo de la cognición global, contando con las raciones diarias de estos alimentos por sus grasas naturales y propiedades.
De la misma forma, los investigadores no hallaron ninguna incidencia en el deterioro cognitivo si se atiende al consumo de carne roja sin procesar en formas como hamburguesa, o chuletas.
“Se ha demostrado que la carne roja procesada aumenta el riesgo de cáncer, enfermedades cardíacas y diabetes. Puede afectar al cerebro porque contiene altos niveles de sustancias nocivas como nitritos (conservantes) y sodio", explicaba Yuhan Li, asistente de investigación en la División Channing de Medicina de Red del Brigham and Women's Hospital y autora principal del estudio.
Más estudios internacionales avalan a la dieta como “neuromodulador”
La Alzheimer’s Association publica también que se halla inmersa en “El estudio de los Estados Unidos para proteger la salud del cerebro a través de la intervención de estilo de vida para reducir el riesgo”. Un ensayo clínico de dos años que busca observar si los cambios en el estilo de vida pueden variar los riesgos de quienes pudieran padecer desarrollos cognitivos por su edad. Con unos 2.000 voluntarios, se espera que los resultados lleguen para 2025.
Omega-3 puede ralentizar los daños cerebrales
Sobre el mencionado estudio de la Universidad de Salud y Ciencia de Oregón, los expertos de la salud mental concluyeron que, aunque no es perjudicial tomar aceite de pescado, no es algo necesario para prevenir la demencia, aseguraba Lynne Shinto, el coautor principal del estudio.
Sin embargo, sí aseguraba el director de ensayos clínicos, Gene Bowman, que “el hecho de que la degradación de la integridad neuronal se haya ralentizado en las personas asignadas al azar al tratamiento con omega-3 que también tienen un alto riesgo de enfermedad de Alzheimer es notable”.
Afirmaba esto tras observar una reducción en la proesión de las lesiones en las sutancias blancas del cerebro que provocan la demencia en los pacientes al finalizar el periodo de ingesta de aceite de pescado enriquedico con omega-3 y comprobarlo mediante resonancias magnéticas.
Alimentos que contienen polifenoles reducen la degeneración neuronal
Finalmente, si se repasa el estudio del CSIC, liderado por el Instituto Cajal (IC) y el Instituto de Investigación en Ciencias de la Alimentación de la Universidad Autónoma de Madrid, publicado en 2023 en la revista Cerebral Cortex (Oxofrd Academic), se observa que la presencia de polifenoles en la dieta convierten a esta en un “neruomodulador” y que se puede prevenir el riesgo de desarrollar enfermedades como Alzhéimer, Párkinson y dolencias cerebro-vasculares.
El polifenol es una sustancia antioxidante que evita la proliferación de agentes pro-inflamatorios que afectan al cerebro, como explica Óscar Herreras, investigador del IC-CSIC. Argumenta que, hasta la publicación, “se desconocía que los polifenoles de la dieta podían ejercer efectos beneficiosos modulando la actividad eléctrica de las neuronas de forma directa".
Los alimentos que contienen estos polifenoles son muchos de aquellos que consumimos las personas si se lleva una dieta saludable, como las legumbres y los frutos secos (confirmando las investigaciones comentadas anteriormente), el trigo, algunas hortalizas como el tomate, el ajo o el pimiento, verduras como la remolacha y la berenjena, frutas como uvas, fresas, frambuesas, granada y arándanos, el té verde o el cacao. También bebidas como la cerveza y el vino tinto en raciones moderadas.
La dieta mediterránea favorece la absorción de polifenol gracias al consumo frecuente de aceite de oliva.