Pavlova: la tarta que celebra al ballet

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Gabriela Sánchez
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tarta pavlova

La excelsitud de la danza hecha postre lleva el nombre de tarta Pavlova.  Este homenaje repostero al arte reúne la delicadeza de los pirouettes con la belleza de un grand jeté.  

Bien supo su creador cómo impregnarse del espíritu del ballet para lograr una receta que se ha convertido no solo en un referente de los lazos entre gastronomía y arte, sino también uno de los platos más emblemáticos de Nueva Zelanda y Australia, naciones que se disputan su origen.

A propósito de celebrarse este 2 de noviembre el Día mundial del ballet, te invitamos a redescubrir los arabesques al paladar que entraña su tutú a base de merengue. 

Pavlova, la bailarina tan mítica como el postre

Cuentan que en una visita a Nueva Zelanda en 1926 de la prima ballerina rusa Anna Pavlova, el chef del hotel Wellington donde se alojó quedó prendado de su garbo y en respuesta  a ello, desplegó su suavidad y precisión en un merengue ligero y crujiente, una capa tan etérea como el paso de una bailarina sobre el escenario, envuelto en nata y adornado con frutas de colores vivos.

Imaginar a Anna Pavlova sería posible entonces más allá del escenario, bastaría un trozo del dulce para visualizar la ligereza de unos pasos, que parecían desafiar la gravedad. De ahí que la Pavlova represente no solo a la estrella rusa sino también al arte de las puntas, como símbolo de excelencia y perfección.

Cómo prepararla

Ingredientes:

- 4 claras de huevo

- 250 g de azúcar

- 1 cucharadita de vinagre blanco

- 1 cucharadita de fécula de maíz

- 250 ml de crema para batir

- Frutas frescas al gusto (frambuesas, fresas, kiwi, maracuyá o frutas del bosque)

Preparación

1. Precalienta el horno a 150°C. Forra una bandeja de horno con papel para hornear.

2. Bate las claras de huevo a punto de nieve hasta obtener picos suaves. Incorpora el azúcar poco a poco, batiendo hasta que el merengue esté firme. Añade el vinagre y la fécula de maíz y mezcla suavemente.

3. Extiende el merengue en un círculo, formando un borde ligeramente elevado. Hornea por 1 hora, hasta que esté crujiente por fuera. Deja enfriar completamente.

4. Bate la crema hasta que esté firme y colócala sobre el merengue enfriado. Decora con las frutas frescas elegidas.

Credito
Gabriela Sánchez