
Hablamos de uno de los vinos más exclusivos del mundo, la única bodega que cuenta con la certificación como proveedor oficial del Vaticano es de La Rioja. Heras Cordón, en la localidad riojana de Fuenmayor, es la bodega que produce las 2000 botellas anuales de un vino Rioja que es el único permitido en la Santa Sede. Fue obra del papa Juan Pablo II esta oficialización y tanto Benedicto XVI como Francisco I han mantenido el certificado.
Con una producción anual cercana al millón de botellas de vino, Heras Cordón produce unas cuantas cajas que van directamente a Roma desde hace más de 20 años. Estas tan exclusivas botellas van selladas con el escudo de armas del Vaticano y se signan con el nombre del actual pontífice y una leyenda sagrada: Misericordias domini in aeternuim cantabo -”Cantaré eternamente las Misericordias del Señor”, extracto del Salmo 88 de la Biblia.
El prestigio que ofrece este singular reconocimiento por parte de la Santa Sede a un vino español es inconmensurable. A nivel de exportación, Heras Cordón llega a mercados de casi todos los continentes, con especial énfasis en el asiático.
Sobre el "vino vaticano"
Aun así, la venta de esta especial remesa está prohibida para el resto del público habitual. Es más, ni siquiera se sabe qué tipo de vino es el que se embotella para el Vaticano, desde 2017. Ese año se hizo público que las botellas enviadas contenían un crianza de 2014 elaborado con tempranillo, graciano y mazuelo. Este vino se serviría en recepciones y compromisos del Vaticano. A partir de ahí, ya poco más se puede leer.
Aclarar que no hablamos del vino de misa, sino de un Rioja que se encuentra en las mesas comederas del cónclave, bajo la aceptación del Pontífice y las estrictas normas protocolarias vaticanas.
Desde 2001 es que la Santa Sede se abrió a la bodega riojana gracias a Benigno Polo, el entonces presidente de la Academia del Vino de Castilla y León, y a la periodista madrileña y corresponsal especial en el vaticano de RTVE, Paloma Gómez Borrero.
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