Día de la Alimentación: La clave de una vida sana empieza en tu plato

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Gabriela Sánchez
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 Día mundial de la alimentación

Cada 16 de octubre el orbe recuerda el peso de lo que comemos en nuestra salud. Y es que desde 1979 la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) instauró la fecha como Día mundial de la alimentación. Así, la jornada deviene momento oportuno para concienciar sobre la necesidad de una alimentación adecuada tanto para niños como adultos al ser la base de nuestro bienestar. 

Lo que echamos en la cesta de la compra define más la salud de lo que crees. Las rutinas, porciones y rutinas que consumimos y practicamos diariamente repercuten en el organismo, para bien o para mal. De hecho, muchas enfermedades cardíacas, la diabetes y algunos tipos de cáncer tiene un estrecho vínculo con la alimentación. La buena noticia es que, basta con saber las cosas que mejor vienen mejor al cuerpo para hacer de la dieta una aliada y no una enemiga de la salud.

Al menú ponle de todo un poco

Si hay una palabra que pudiera definir la esencia de la alimentación es la variedad. Cada alimento aporta nutrientes específicos que nuestro organismo necesita para funcionar correctamente. Hay algunos como las frutas y verduras que merecen un hueco diario en los menús. Al menos cinco porciones de ellas contribuyen a reducir considerablemente el riesgo de enfermedades no transmisibles, ayudar al  sistema inmunológico fuerte y un metabolismo adecuado, al ser ricas en vitaminas, minerales y fibra. 

Tampoco te olvides de las grasas, pero con mucho ojo. Con este en particular sucede que, no todas son saludables como las saturadas de los dulces y alimentos procesados que generan hipertensión y colesterol elevado. Las grasas saludables suelen estar presentes en alimentos como el aceite de oliva virgen extra, los frutos secos, carnes magras, huevos y el pescado azul. De ahí que sean muy positivos para el aparato cardiovascular. 

Moderación, planificación y placer

Vayamos ahora a otro punto básico del "abc" de una buena alimentación: el cómo lo hacemos. No hay refrán más cierto que aquel que reza: “todo en exceso es malo”. Así que ponlo en práctica. Es recomendable limitar el consumo de sal y azúcares, a menos de un 10%  de la ingesta calórica total diaria. 

Asimismo, es una buena idea planificar las comidas. Ello permite tener un control sobre la variedad y evitar el desperdicio. Además, dedicar tiempo y atención a comer, en un ambiente tranquilo, sin prisas ni distracciones, ayuda a disfrutar más de los alimentos y a mejorar nuestra digestión, otra clave para una buena salud.

Intenta repartir la alimentación en 4 o 5 comidas al día: desayuno, media mañana, comida, merienda y cena. Por último, aunque no menos importante. En materia de forma de elaboración se recomienda cocinar al vapor o hervir, en vez de hornear o freír.  Y, por supuesto, no olvides, siempre beber agua, sin hidratación tampoco se logra una vida plena y saludable. 

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Gabriela Sánchez