Letras para devorar: 5 novelas gastronómicas

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Gabriela Sánchez
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novelas gastronómicas

Comer y leer son dos de los grandes placeres de la vida. Bien lo saben quienes han decidido unir ambos en una sola acción. Así, han visto la luz novelas inspiradas en la cocina. Desde “misterios condimentados” hasta "romances a fuego lento",  muchas de ellas no solo cuentan historias, sino que también transportan a los lectores a mundos llenos de aromas y sabores. Quizás Como agua para chocolate sea uno de los más populares, sin embargo, no ha sido el único ejemplo literario que se ha dejado seducir por la gastronomía. 

Recetas para amar y matar, de Sally Andrew

La vida alrededor de una columna de recetas llamada Karoo Gazette es la inspiración para dar riendas a este título de Sally Andrew. A partir de este devenido consultorio sentimental y culinario, la protagonista Tannie Maria encarna a una potencial Sherlock  Holmes que va contando recetas de tartas, desayunos en la misma medida que intenta resolver el asesinato de una lectora.

La cata, de Roald Dahl

Aquí el anfitrión debe adivinar el origen de un vino misterioso. Se trata de un relato corto que se desenvuelve en el entorno de una elegante cena entre seis personas cuya conversación gira justamente en torno a la comida y, especialmente, al vino. A partir de ahí, la historia cobra una perspectiva de suspense e incluso humor. En el intento por descubrir la esencia de la bebida, el autor hace gala de sus saberes vitivinícolas.

El chef ha muerto, de Yanet Acosta

¿Qué sucede cuando el chef más famoso del mundo muere de forma grotesca al atragantarse con un pulpo vivo? Esta es la interrogante que nos lanza Yanet Acosta con su novela negra que mezcla humor, intriga y críticas al mundo de la alta cocina. La alianza entre un detective sin sentido del gusto y una joven periodista, marcan el ritmo de la narración a través de un sinfín de peripecias. 

Una tarta de manzana llena de esperanza, de Sarah Moore Fitzgerald

La tarta de manzana es la gran protagonista de esta novela juvenil. Oscar Dunleavy supone un joven cuyo don es hornear este tipo de postre al cual le atribuye el poder de llenar a las personas de felicidad. Así, el ingrediente por excelencia de la alegría reafirma su peso en las emociones.

Como agua para chocolate, de Laura Esquivel

Considerada un clásico del realismo mágico, la novela aúna amor y recetario popular. En ella cada sentimiento de Tita deviene una elaboración, que dialoga con la riqueza gastronómica y cultural de México.

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Gabriela Sánchez