Los precios internacionales de alimentos siguen en el vaivén

Creado: Mar, 19/07/2011 - 07:12
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Los precios internacionales de alimentos siguen en el vaivén

La volatilidad de los precios de los alimentos en los mercados internacionales volvió a llamar la atención de analistas y autoridades, justo una semana después de la reunión del G20, en la que se trataron temas relacionados con la producción mundial de alimentos y la tendencia de sus precios.

Durante el encuentro de representantes de los países más desarrollados y las economías emergentes más importantes del mundo, entre los que se destaca Brasil como productor de varios bienes agrícolas y materias primas, la Organización Mundial del Comercio (OMC) llamó la atención sobre los efectos nocivos de gravar las exportaciones agrícolas, medida adoptada por varios de estos países como estrategia para desestimular la salida de alimentos.

Como señaló el organismo internacional, esta medida suele justificarse bajo el falso argumento de que incentiva la oferta local y contribuye a la reducción de los precios internos de los alimentos; pero en la práctica este tipo de distorsiones ha demostrado que, por el contrario, contribuye a incrementar el valor de los alimentos en los mercados mundiales en el corto plazo y desestimula la producción agrícola local en el mediano plazo al reducir de manera artificial los precios, lo que a postre se traduce nuevamente en el aumento de los precios internos.

El más reciente reporte de la FAO sobre balance mundial de alimentos –en junio– mostró que las condiciones climáticas registradas en el primer semestre del 2011 han permitido que la producción mundial de se estabilice, pero su crecimiento sigue rezagado frente a la tendencia del consumo.

Este informe es consistente con el argumento de la OMC según el cual las medidas de política comercial están lejos de resolver un problema de oferta.

Las existencias mundiales de una gran variedad de alimentos paulatinamente han llegado a niveles mínimos históricos en los últimos tres años, siendo este uno de los principales factores asociados a la alta volatilidad de los precios en los mercados internacionales.

Las existencias mundiales de alimentos, medidas como porcentaje del consumo anual, muestran una tendencia decreciente durante la última década en varios países.

Este patrón corresponde a un aumento de la población, el crecimiento de la clase media en las economías en desarrollo y las condiciones climáticas atípicas registradas en años recientes que han afectado cultivos en los principales países productores de alimentos.

Por ejemplo, en el caso del trigo, los mercados siguen reflejando las consecuencias de las malas cosechas del 2010 asociadas a las condiciones climáticas registradas, principalmente en el este de Europa.

En el caso del azúcar, la actual caída en el rendimiento de los cultivos en Brasil y las pérdidas registradas en Australia, debido a las inundaciones de finales del 2010, hacen temer que en el 2011 nuevamente el consumo mundial supere la producción como ocurrió en el 2008 y el 2009.

El Banco Mundial estima necesario invertir anualmente 14.000 millones de dólares en proyectos que estimulen la producción agrícola en el mundo para frenar la caída de los inventarios de alimentos en los países más pobres y reducir a la mitad, antes del 2015, el número de personas que padecen de hambre, y que según esta misma entidad, para finales del 2011 superará los 1.000 millones.

Según el presidente de este organismo, Robert Zoellick, es necesario incrementar en más de 70% la actual producción mundial de alimentos para soportar las necesidades de la creciente población, que superaría los 9.000 millones de personas en el 2050.

En este contexto, los mercados están anticipando una nueva escalada en los precios de los alimentos para el segundo semestre del 2011 asociada al estrecho margen en los inventarios mundiales de alimentos, lo cual ha motivado a instituciones como el Banco Mundial a tomar medidas.

Este organismo presentó a mediados de junio un programa de coberturas soportado en 4.000 millones de dólares para ayudar a los agricultores y productores de alimentos de los países más pobres a enfrentar la volatilidad de los precios en los mercados internacionales, un fenómeno que limita las posibilidades de planeación de sus cosechas.

El objetivo es incentivar la producción agrícola en los países más pobres y garantizar precios para soportar esa decisión en el mediano plazo.

La herramienta facilitaría el acceso a recursos para proteger a productores y consumidores en los países en desarrollo, que son los más vulnerables ante las fluctuaciones de los precios internacionales de los alimentos.

Este escenario de creciente demanda por alimentos y limitada capacidad productiva en varias regiones del mundo puede ser visto como una oportunidad para países con tierras cultivables disponibles, como es el caso de la Orinoquia colombiana. Las expectativas de los precios internacionales de los alimentos para la próxima década pueden respaldar los proyectos productivos de inversionistas nacionales y extranjeros en esta región del país.
 

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