Hace solo unos años las personas para señalar los vinos de más calidad hacían referencia a los que se producían en el llamado Viejo Mundo, bloque formado por países como Francia, Italia, España, Portugal (entre los más renombrados), mientras que los de otras regiones no gozaban de igual nivel de reconocimiento.
Sin embargo, el 26 de mayo de 1976 se realizó en la ciudad de París, Francia, una cata a ciegas de vinos organizada por el joven inglés Stephen Surrier que cambiaría la historia. En la misma participaron como jurado las más encumbradas personalidades vinculadas al sector vinícola, quienes tendrían la alta responsabilidad de catar básicamente los más prestigiosos caldos franceses de Burdeos y Borgoña y determinar un ganador por categoría.
Es aquí que Spurrier decide la participación como invitados de una selección de vinos californianos, los cuales competirían en igualdad de condiciones. Al finalizar la cata y para sorpresa de todos se alzan como ganadores Chateau Montelena Chardonnay 1973 entre los vinos blancos, mientras que entre los tintos se lleva los galardones el Cabernet Sauvignon Stag’s Leapn 1973 segunda añada, ambos del Valle de Napa en los Estados Unidos.
El hecho, identificado históricamente como El juicio de París, es reconocido como el momento decisivo para el despegue hacia una etapa superior de los vinos de EE.UU. y del Nuevo Mundo, pues demostró que no solo en la vieja y culta Europa, sino que también en otros puntos de la geografía mundial, se podían lograr vinos de altísima calidad.
Es posible afirmar sin temor a equívocos que luego de la sorprendente victoria de los vinos californianos en el mencionado certamen, los productores del Nuevo Mundo (conformado por EE.UU., Chile, Argentina, Uruguay, Nueva Zelanda, Sudáfrica y Australia, entre otros), asumieron como meta final lograr los mejores vinos. Con este propósito adquieren el mejor equipamiento disponible, emplean las mejores técnicas, contratan a los más capacitados y no se limitan en esfuerzos para lograr ese objetivo.
Así, en la actualidad los vinos del Nuevo Mundo gozan de tanta fama y prestigio como los del Viejo e importantes productores europeos han decidido construir bodegas y producir en estas áreas utilizando las más modernas técnicas y poniendo al servicio de la producción toda su experiencia y sabiduría.
MAPA VITIVINÍCOLA
De modo más específico, al analizar el mapa vitivinícola del Nuevo Mundo encontramos lugares en los cuales se obtienen verdaderas joyas y no son pocos los ejemplos. A continuación les propongo algunos de ellos.
En la región de Atacama en Chile se localiza el Valle de Casablanca, considerado como el paraíso de unos imponentes vinos blancos con la variedad Chardonnay como el Amelia de la casa Concha y Toro. Algo similar ocurre en el Valle Central en la zona de Puente Alto con sus tintos elaborados con Cabernet Sauvignon como el multipremiado internacionalmente y muy demandado Don Melchor, también de la casa Concha y Toro.
Un elemento esencial en este análisis es el embate feroz de la filoxera, un pulgón oriundo de las Américas que ataca las vides hasta liquidarlas. En 1863 esta enfermedad aparece en el Midi francés, se extiende por toda Europa y prácticamente extingue los viñedos. Por más esfuerzos que se hicieron no pudo controlarse la plaga, hasta que desde América llega la solución al utilizar como portainjertos los pies americanos, resistentes a este parásito. Chile nunca sufrió de los embates de la terrible filoxera debido al aislamiento geográfico que le proporcionan la Cordillera de los Andes, el Océano Pacífico y el Desierto de Atacama. De hecho, Chile fue clave en la recuperación vitivinícola de Europa.
Asimismo, si miramos a la Argentina, quinto productor mundial de vinos, en la región de Mendoza existe un poblado llamado Luján de Cuyo, donde, para muchos entendidos, se obtienen los mejores resultados del orbe con una variedad francesa que encontró allí su terroir ideal, nos referimos a la tinta Malbec. A modo de curiosidad, esta cepa se consideró por mucho tiempo como extinta. Son también apreciados y reconocidos los Chardonnay del Valle del Uco, y en especial los de la zona de Tupungato, con sus viñedos ubicados a alturas superiores a los 1000 msnm, muy cerca de los Andes, cuestión que favorece notablemente la maduración óptica requerida por esta variedad.
Por otra parte, en Australia sus primeros pobladores no tenían cultura vinícola y tampoco sacaron ventajas en este sentido de ser colonizados por los europeos, pero hoy cuentan con zonas vitivinícolas que son de admirar. Barbossa, Coonawara, el Valle de Clare y Victoria (lugar en que se realiza una de las más prestigiosas ferias de vino del mundo) se destacan notablemente. Es importante recordar que entre los caldos más importantes del mundo del siglo pasado está el famosísimo Penfolds 1955 de la zona sur de Australia. El Valle de Yarra tiene el mérito de contar con el único vino del hemisferio sur que fue capaz de ganar un Gran Prix; esto ocurrió en 1889.
Aseguran los expertos que ha sido impresionante la transformación sufrida por Nueva Zelanda a partir de la década de los años 90 del siglo pasado. Con anterioridad la sociedad neozelandesa no mostraba interés ni por el vino ni por las bebidas. No fue hasta 1979 que se dio el primer permiso oficial para servir vinos en los bares. Hoy los entendidos dicen que Nueva Zelanda es el país vinícola que más debe mirar hacia el futuro por sus grandes potencialidades. Aunque cuenta con varias regiones interesantes, hay que destacar el Marlboroughn, donde se obtiene el Cloudy Bay, considerado como el mejor vino blanco con Sauvignon Blanc del planeta.
Con toda intención he dejado para último ejemplo los vinos de Estados Unidos. Afirma Oz Clarke que los simplistas aseguran que los vinos de calidad de este país son los producidos en California, mientras están en un total y craso error. En EE.UU. se elaboran vinos en casi 40 estados y en muchos de ellos de alta calidad. En los inicios los resultados no eran buenos pues trabajaban básicamente con la variedad Lambrusca, que da vinos poco agradables y difíciles de beber, pero cuando entendieron la importancia del terroir lograron lo que desde 1619 buscaba Lord Delawere, quien plantó las primeras cepas francesas en Virginia.
Con todo, no es solo el resultado del Juicio de París lo que demuestra lo alcanzado por los estadounidenses en materia de elaboración de vinos de calidad. En la selección de los 12 vinos más importantes del mundo de la centuria anterior es el único país, además de Francia, que tiene más de un vino en ese selecto ranking: Inglenook Cabernet Sauvignon 1941 y Heitz Cellas Cabernet Sauvignon 1974, ambos del Valle de Napa, figuran en dicha relación.
Los norteños se han visto precisados a luchar para desarrollar su industria vitivinícola frente a muchas fuerzas y factores en diferentes etapas, desde la época de la Ley Seca y la Gran Depresión, a principios del siglo pasado, hasta la actualidad con el ejemplo de la familia Wente que lidera hoy una intensa batalla contra la urbanización de los suelos en la zona de Luvermore. En general, han tenido que recorrer un largo y escabroso camino pero han logrado imponerse.
Para resumir, por su demostrada calidad los vinos del Nuevo Mundo han logrado hoy tener un espacio en la preferencia de los consumidores. Una de sus premisas es la excelente relación calidad-precio, por eso pensamos que en las ofertas de nuestras instalaciones gastronómicas deben y tienen que contar un espacio que justiprecie su valía.
Afortunadamente hoy empresas como Inversiones Pucara S.A. (IPSA) cuentan en su cartera de productos con vinos de casi todos los países relacionados, dándonos una excelente opción para que en la buena mesa estén presentes los vinos del Nuevo Mundo.
Inversiones Pucara S.A.
La empresa, nacida en Panamá en el año 1982 y establecida en Cuba a finales de 1997, se dedica a la importación, comercialización y distribución de una amplia gama de productos de consumo de alta calidad. En solo una década, ha logrado posicionarse como una de las importadoras de alimentos y bebidas de calidad más respetadas y notables de la Isla. La compañía encabeza los productos del Nuevo Mundo por su excelencia y por la variedad de la gama de vinos, desde las líneas económicas hasta las mejores calidades.
