La vitivinicultura cada vez se hace más cómplice de las vacaciones. Una buena copa de vino puede darle un giro de 180 grados a un tour, más aún si trae consigo una experiencia completa, donde el licor define sus propios tiempos, conceptos y sitios. El enoturismo tiene la magia de regalar al visitante un viaje donde los viñedos marcan los derroteros, a partir de una propuesta que es una bocanada de aire puro.
El Valle de Uco, ubicado en la ciudad argentina de Mendoza, es uno de los destinos enoturísticos más famosos. Cuenta con el 75% del total de viñedos de Argentina y la mayor cantidad de bodegas del país, comprendiendo los departamentos entre el Cordón del Plata y el Portillo: San Carlos, Tunuyán y Tupungato.
Desde castillos como el Chateau de Ancón, capillas como la Quebrada del Cóndor, hasta el mirador del Cristo Rey, avistamiento de fauna endémica, zonas de camping, el valle conjuga tanto rutas históricas como otras eminentemente ecológicas. Se trata de una oferta variada en la que el enoturismo implica mucho más que consumir bebidas a la sombra de un viñedo o visitar bodegas. Aunque ciertamente es la magia de lo artesanal y la naturaleza lo que conquista.
Los Caminos del Vino
Esta es la principal atracción de la zona. Tupungato, por ejemplo, ofrece un trayecto a pie por bodegas y restaurantes gourmets, donde es posible ver tanto el proceso de elaboración como su degustación.
Asimismo, para una experiencia aún más a tono con el enoturismo cuenta con alojamientos temáticos con vistas a las montañas o paisajes rurales, visitas a huertas orgánicas que son, además, la fuente principal de sus restaurantes y bares. En estos casos se pueden hacer también en bicicleta y mediante cabalgatas. Tal es el caso de la más reciente propuesta Lodge boutique, una bodega pionera en Gualtallary que cuenta con 7 habitaciones.
Algunos tours incluyen a las bodegas Domaine Bousquet – Resto Gaia, Salentein, etc.
También en Tupungato existen experiencias gastronómicas de “cocina en vivo”, que permiten al comensal elaborar su propio menú con materia prima de producción km 0. De manera que se crea una atmósfera ideal donde la cultura local atraviesa la cocina.
Por otro lado, Tunuyán cuenta con más de 30 bodegas habilitadas para ser visitadas por turistas. Sin embargo, resulta pecado dejar pasar su Manzano histórico, por lo que junto al itinerario de vinos siempre se recomienda el paseo por esta reserva natural, cultural y paisajística.
Las experiencias bodeguitas es otro concepto típico del Valle del Uco. Bajo este nombre se incluyen visitas a emprendimientos familiares como la Bodega Artesanal y Agroecológica De la Tierrita y La Consulta, los cuales tienen una producción agroecológica. Muchas veces ofrecen visitas exclusivas y personalizadas donde muestran la elaboración del vino a pequeña escala, charlas, etc.
Entre el misticismo de la Cordillera de los Andes y su cultura, el Valle de Uco deviene lugar imprescindible de la ruta mendocina, fiel retrato de su premisa: terruño del vino que conjuga la modernidad con los saberes ancestrales .
