Luego de las experiencias sostenibles de París, Berlín, Róterdam, Gante, Lovaina, la capital catalana ha tomado buena nota de sus modelos de envases reutilizables para llevar. Recientemente se ha convertido en la ciudad líder en residuo cero del proyecto innovador europeo Take Away Retornable, al sumar 10 establecimientos que fomentan la conciencia del reciclaje en su servicio de take away.
Si bien la iniciativa aun solo comprende a estas 6 ciudades, la idea es convertirla en la práctica habitual en toda la Unión Europea en los próximos 3 a 5 años, pues la región emplea aproximadamente 2.025 millones de envases desechables en el sector de la comida para llevar, lo que produce más de 20.000 toneladas de residuos que por lo general derivan en playas y ríos como generadores de contaminación.
Pionera entre las urbes españolas, el proyecto en Barcelona está liderado por la Fundación Rezero, con la participación de empresas como Vasovengo, Bumerang y Las Mercedes. Asimismo, cuenta con el apoyo del Ayuntamiento de Barcelona, Urbaser, 22@ Network Barcelona, el Gremio de Restauración de Barcelona y el Eje Comercial de Poblenou.
La decena de bares y restaurantes que lo están aplicando buscan concientizar respecto a la necesidad ecológica a través de incentivos culturales y de ocio, lo cual facilita la implicación de los clientes.
El sistema funciona pagando el envase al momento de adquirir su comida o bebida, el cual se reintegra al devolverlo vacío o en algunos casos gestionados con aplicaciones móviles, se cobra una cantidad si los envases no se devuelven dentro del plazo establecido.
Pero la mejor parte es que premia a los consumidores más comprometidos. Quienes usen y devuelvan un envase reutilizable 21 veces se les otorgará experiencias de ocio o cultura en la ciudad.
Por otro lado, Take Away Retornable invita a crear colaboraciones entre diversos agentes para fortalecer la infraestructura y generar comunidad. A nivel empresarial, los establecimientos también disfrutan de ciertos beneficios como recibir bonificaciones del 10% en la tasa de residuos del Ayuntamiento, fidelizar a sus clientes y por supuesto reducir los costos de los envases.
Con estas acciones, Barcelona avanza hacia un futuro más sostenible, incentivando el uso responsable de recursos y fortaleciendo la conciencia ambiental entre sus ciudadanos.