Día mundial de las espinacas: razones para elegirla todo el año

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Gabriela Sánchez
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Espinacas

Decir espinacas evoca automáticamente a Popeye, el personaje animado que, sin dudas, se hizo la referencia perfecta para que tantas generaciones de madres y padres motivaran a los más pequeños a comer este vegetal. Y es que la fuerza que de su consumo derivaba, no fue pura invención de Ec Segar, creador de las aventuras, sino una forma de honrar las cualidades nutritivas de superalimento de hojas verdes oscuras. 

Más que por tener los brazos de Popeye o el amor de “una Olivia”, poner espinacas en la mesa supone la posibilidad de una salud sólida y a la vez de degustar platos tan diversos como sabrosos. Por su versatilidad para el cultivo, las espinacas, aunque originarias de Persia, han migrado a todo el mundo, disponible durante las 4 estaciones del año. 

Cada 26 de marzo se vuelve pretexto para recordar esas razones por las que incorporarla a nuestros hábitos alimenticios no deberá ser más una obligación, sino una opción rica tanto en sabores como en propiedades.

Aunque por mucho tiempo se creyó que contenía grandes cantidades de hierro, por lo que se le asociaba con la fuerza, luego se comprobó que los niveles estaban por debajo de lo planteado. Aun así, es fuente de este mineral y otros como el calcio, potasio, fósforo, y el magnesio, clave en el metabolismo y para el mantenimiento de los músculos y nervios así como para regular el ritmo cardíaco regular. 

La mayor parte de las calorías de las espinacas provienen de las proteínas y los carbohidratos. En cuanto a las vitaminas, las espinacas cuentan con vitamina A, C, K y ácido fólico, este último esencial para el embarazo, por lo que supone una verdura muy recomendada para mujeres en gestación. 

Este alimento favorece también la salud ósea y ocular, el sistema inmunológico e incluso la apariencia de la piel y del cabello, al moderar la producción de sebo en los poros y de los folículos pilosos y estimular el colágeno. Por otro lado, contribuya a disminuir el cansancio y la fatiga.

Su composición de fibra y agua ayuda a prevenir el estreñimiento, el cáncer y a mejorar el control de azúcar en sangre, lo cual lo convierte en un alimento indispensable para los diabéticos. 

Recetas con espinacas

La col rizada, la espinaca de hoja lisa y la espinaca semi-saboya son tipos de espinacas que pueden ser bien protagonistas de muchos platos o completo, tanto crudas como cocidas. Aquí te van algunas ideas:

Las espinacas pueden ser centro de platos como la ensalada de espinacas con pasas y almendras, una combinación exquisita que permite degustar este vegetal en su textura original y que potencia lo crujiente.  La elaboración sugerida por Mikel López Iturriaga lleva pasas, almendras, miel, cebolla, vinagre, aceite de oliva, pasas, pan tostado y zumo de limón. 

También en forma cruda pueden incorporarse como complemento de sándwiches, “wrap”, o de otras ensaladas muchas veces mezclada con otras verduras como el tomate, calabacín, espárragos, queso de cabra o parmesano y frutos secos.

Mientras, las espinacas cocidas y escaldadas son comunes en pastas, sopas, guisos como  potaje de vigilia, salsas, dándole el toque verde a estos platos, o bien en huevos revueltos. Así también se les puede encontrar en elaboraciones más complejas como tartaletas, crepes saladas o empanadillas. Es recomendable escaldar las espinacas previo a estas preparaciones, aunque en algunas ensaladas también.

Una receta de salteado sencilla y rápida donde incluir a las espinacas puede ser combinándola con gambas, jamón serrano, bacon, ajo, piñones, nueces y cebolla caramelizada, una elaboración que bien sirve para acompañar tostadas, o como complemento.

La clave para incorporar las espinacas a la gastronomía cotidiana siempre con buen gusto es saberlas escoger desde el mismo momento de su compra.  La idea es apostar por la verdura fresca, y decidir el uso que se le va a dar antes de obtenerla, en tanto, los brotes suelen tener una un sabor menos amargo que las largas o convencionales por lo que son más apetitosas para el consumo en crudoy en cambio, las otras para las elaboraciones cocidas. 

Tener claro el tiempo justo para no matar su color ni atentar contra sus propiedades o sabor resulta esencial. Tenlo en cuenta antes de poner manos a la obra con cualquiera de estas recetas. Una vez la añadas a tus platos, no habrá marcha atrás. 

 

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Gabriela Sánchez