La tarta de queso es como el amor a primera vista, no puedes evitar caer rendido a sus pies en el instante en que aparece en tu vida. Este dulce, con sus muchas e innovadoras formas de prepararlo, está presente en las cartas de la inmensa mayoría de restaurantes y en los aparadores de casi todas las pastelerías del mundo. ¿Cuántas veces te ha pasado que has dejado de escuchar al camarero en cuanto ha nombrado la tarta de queso?
Hay tantos tipos de tarta de queso como quesos hay. De la misma forma, tantas hay como gustos, es decir, impensables. Y si no te gusta la tarta de queso, es que aún no has encontrado la tuya.
Empezar el debate de cuál es la mejor tarta de queso es abrir una vereda por donde nadie quiere pasar. Sin embargo, Madrid ha decidido este año que la mejor de la capital está en el restaurante Bestial by Rosi la Loca y su autor es Javier Alfaro. Una tarta de queso de oveja curado, de sabor intenso y textura extremadamente agradable. Otras de las reconocidísimas son la del restaurante La Viña (San Sebastián) o la de Alex Cordobés (Madrid).
La historia de la tarta de queso es antigua y el primer vestigio está en los Juegos Olímpicos primigenios. Lo tomaban los atletas antes de competir, ¿será así también en París 2024, 4000 años después?
Hoy te damos una opción para que la disfrutes, en el 30 de julio, el Día Mundial de la Tarta de Queso. Vamos a celebrarlo.
La receta hegemónica: New York Cheesecake
Si te imaginas una tarta de queso, probablemente, sea esta la que se te viene a la mente. Hoy, tarta de queso o cheesecake, son sus nombres. Sabemos que es un postre con poderío cuando ya no hace falta ser bilingüe para entender el vocablo. Es tremendamente fácil de prepararla y que te quede con el interior cremoso en un molde compacto y coronada por mermelada de fresas o frutos rojos. Aunque siempre puedes cambiarla de la forma que más te guste. Preparados, listos. ¡Ya!
Ingredientes:
- 120 g de galletas de tipo María o Digestive
- 80 g de mantequilla sin sal.
- 740 g de queso crema.
- 165 g de nata para montar.
- 200 g de azúcar blanco.
- 3 huevos.
- Zumo de medio limón.
- 30 g de harina de trigo.
- Mermelada de fresa.
Elaboración:
Punto uno y más importante. Precalentamos el horno a 200 °C, que luego se nos olvida y calcular el tiempo es un cirio. También engrasamos el molde o lo forramos con papel vegetal para dejarlo listo. Se recomienda un molde desmontable para facilitar el emplatado.
Lo siguiente sería construir la base, como si de una casita se tratase. Derretimos la mantequilla, por un lado, y picamos las galletas por el otro, y las juntamos. Debe quedar una base blanda, pero compacta, que recuerde a la tierra mojada. Todo ello irá al molde, recubriendo fondo y paredes. Reservamos en la nevera mientras seguimos con el paso a paso.
En un bol, ahora, mezclaremos el queso crema y la nata hasta que quede una masa homogénea. Le añadimos el azúcar y movemos hasta que no quede arenoso. Aquí incluimos tres huevos completos y batimos. A continuación, será el turno del zumo de limón. Finalmente, incorporamos la harina y removemos hasta conseguir una masa lisa, que añadiremos al molde con galleta que habíamos reservado previamente.
Con el calor del horno puesto arriba y abajo, hornearemos durante 10 minutos a 200ºC. Pasado ese tiempo, la temperatura del horno debes bajarla hasta 190ºC y mantener la tarta durante 20 o 25 minutos más. Para conseguir la textura perfecta, debemos atender a que el centro no se cuaje, mientras que sí que lo hacen los bordes. ¡Pero no la saques! Debes dejarla enfriar por completo dentro del horno. De ahí, pasará a la nevera, donde deberá reposar durante unas 4 horas. Lo mejor será que intentes olvidarla, porque si no paras de abrir y cerrar la puerta del refrigerador, nunca terminará de cuajarse.
Una vez totalmente fría, la desmoldas y la recubres con tu mermelada preferida, e incluso puedes decorarla con fruta fresca para darle un toque aún más especial.