A los amantes del café le sobran motivos este viernes para regalarle al cuerpo esa panacea de tono marrón negruzco que activa las mañanas. Este 8 de noviembre el mundo celebra el Día Mundial del Capuchino, el café que hace de la espuma su mejor aliada, derivando en una bebida de textura cremosa y sabor leve.
Su nombre lo debe a los frailes capuchinos, una orden católica cuyos hábitos marrones y capuchas puntiagudas recuerdan su forma y color. Pero aunque son los italianos los grandes maestros de la receta, fue en la Austria del siglo XVIII, que nació el “Kapuziner”, un café al que se añadía crema y azúcar para suavizar su intensidad.
A lo largo de los años, el capuchino ha evolucionado y se ha convertido en un clásico. Basta con mezclar un buen espresso, leche caliente y espuma de leche para crear una taza envolvente entre esencias de tostado y chocolate.
Receta clásica del Capuchino
Aunque el abc es muy sencillo, para los baristas de casa, te contamos cómo lograr el equilibrio perfecto. La receta clásica se basa en tres partes iguales de espresso, leche caliente y espuma de leche.
- La base del cappuccino es un shot de espresso, fuerte y concentrado. Para ello puedes usar café molido fino y una máquina de espresso, o emplear una cafetera italiana..
- Luego, calienta la leche hasta casi su punto de ebullición para conseguir una textura cremosa, pero sin dejar que hierva.
- Llega el momento de la espuma así que deberás usar un vaporizador o batidor para espumar la leche y lograr una textura ligera y esponjosa. Como toque final, puedes espolvorear cacao en polvo o canela
No obstante, si prefieres innovar o aligerar ciertos sabores o sencillamente darle más espuma,pues puedes optar por variantes como el capuchino seco, con menos leche y más espuma o uno húmedo, hecho con más leche caliente y menos espuma, e incluso uno helado con hielo y vainilla o caramelo para quienes ni siquiera en verano son capaces de renunciar al brebaje.
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