Azarosa y llena de aventuras, como la vida del personaje que le dio nombre, la historia de los Habanos Montecristo se ha ido tejiendo a lo largo de casi dos siglos de existencia, desde que por primera vez se utilizara ese nombre para designar una marca de tabaco excepcional en Cuba.
Los investigadores han logrado descifrar que las primeras referencias a Montecristo en el mundo de los Habanos provienen de muy poco tiempo después de que se diera a conocer la novela de aventuras "El Conde de Montecristo", escrita por Alejandro Dumas, padre (1803-1870), y que fuera publicada en la Isla en 1846, en forma de folletines por el Diario de la Marina, traducida por el cubano Agustín Palma, redactar del propio periódico.
La novela inspiró la creación de dos marcas de Habanos casi de forma simultánea; una registrada en Matanzas por José Marati, en Calle del Medio No. 19, bajo el título de "El Conde Montecristo"; y otra por José Valdés, de la fábrica de habanos y cigarrillos situada en la calle Obispo, de La Habana, quien se contentó con titular a la suya "Montecristo".
Los orígenes de la actual marca tuvieron que ver más con cuestiones comerciales, que con literarias, pues fueron resultado de la búsqueda de un nuevo Habano con el cual penetrar el mercado norteamericano e inglés, elaborado por la firma tabacalera integrada por los asturianos Alonso Menéndez y José García.
Ambos emprendedores, que en 1934 ya habían logrado hacerse con la titularidad de la marca H.Upmann, lanzaron en esa época una nueva marca nombrada H. Upmann Montecristo, con cinco vitolas numeradas del uno al cinco, anteponiendo a la palabra "Montecristo" el nombre de la fábrica donde se elaboraban los Habanos, que ya gozaba de gran fama, especialmente en el mercado inglés.
Los Montecristo pronto empezaros a comercializarse en Estados Unidos, y un año más tarde Menéndez y García le propusieron a la firma inglesa de Stanley Phillips la introducción en Gran Bretaña de esa marca. No obstante, como a la sazón los H. Upmann ya eran distribuidos en ese mercado por la firma alemana Frankau y Co., debieron eliminar esa referencia, y dejar simplemente el nombre de "Montecristo" y así pasó a conocerse en el mercado nacional e internacional.
Desde entonces, esta marca de Habanos comenzó a multiplicar su prestigio internacional, convirtiéndose en referencia de fortaleza y sabor de los Habanos y, con el paso de los años, en uno de los tabacos cubanos más solicitados y vendidos a nivel internacional.
A la gama histórica de Montecristo, inicialmente compuesta por cinco vitolas numeradas del 1 al 5, se le incorporarían posteriormente, otras vitolas como los Edmundo y Petit Edmundo, nombres también inspirados en la novela de Duma; y en 2009 nacería la Línea Montecristo Open, con otras nuevas vitolas, que incorporan, una ligada de menor fortaleza que el resto de las vitolas de Montecristo, pues están diseñadas para satisfacer a las nuevas generaciones que gozan del placer de los espacios abiertos.