Habanos y Ron Ligero Cubano: Saborear la diferencia

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Redacción Excelencias Gourmet
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Cuando un producto se alimenta de mitos tiene parte del triunfo anticipado, sobre todo si luego va avalado por la calidad. Así sucede con la propuesta que hoy acercamos a nuestros lectores si de sobremesa y buen gusto se trata. La armonías entre el Ron Mulata Tropicana y el Habano Punch Punch; así como el Carta Blanca Extra Añejo y el Edmundo de Montecristo, deleitan y ofrecen ese regocijo de quien prueba cosas por muchos desconocidas, o peculiares.

Si de Habanos se trata, el Punch acerca una vitola que bien podría considerarse clásica. Corona Gorda de Calibre Grueso (Cepo 43 x 156 mm de largo), en su Tripa Larga torcida totalmente a mano aporta un territorio de sabor Medio. Es un puro comedido pero interesante, digno representante de su marca, de las más antiguas del vitolario cubano. También el Edmundo de Montecristo, rango Medio-Fuerte y calibre Grueso (Cepo 52 x 135 mm de largo), hace honor a su estirpe, como miembro honorífico de una marca de muchísima personalidad, y de las más solicitadas por fumadores avanzados de todo el orbe.

En los espirituosos, ambos conquistan desde su avanzado. El Tropicana es una edición conmemorativa ideada para celebrar el 80 aniversario del Cabaret más famosos de Cuba, el "Paraíso bajo las estrellas". Al interior de su caja de tonos azulísimos, hallamos un ron con matices propios del Mulata 7 Años tradicional de Tecnoazúcar, pero esta vez con notas avainilladas, a nueces y dulces, recuerdo a madera y un cuerpo mucho más redondo y estilizado que su predecesor.

Por su parte, el Extra Añejo de Cubay es, asimismo, toda una exclusividad. Este Carta Blanca de autor producido al centro del país por el Maestro del Ron Cubano César Martí, es único por hacer coincidir en sus procesos los estilos agrícola e industrial del espirituoso. El resultado es un destilado de brillantes tonos amarillo-verdosos aun cuando se trata de un añejo; esta última, una característica muy nítidamente expresada en boca con un paladar en envolvente pero nada agresivo o rústico, retrogusto largo y aromático, con dejes melosos, almendrados y a fruta tropical, capaces de dialogar con un puro sabroso y vital como el Edmundo.

Ambos pareos, especiales para una sobremesa entre amigos, incitan a un diálogo nuevo que ya los especialistas comienzan a aquilatar. Viva usted esa satisfacción, saboree la diferencia.

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Redacción Excelencias Gourmet

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