Año 1924, La Habana, Cuba. Una organización sin precedentes se crea en la Mayor de las Antillas y bajo su égida se traza una historia, un patrimonio, que trasciende fronteras. El Club de Cantineros de la República de Cuba nació para aglutinar a los profesionales del bar, convirtiéndose en el primero de su tipo en el mundo. Hoy, 95 años después, su legado es indiscutible, y por ello, con toda pasión, se le homenajea.
Numerosos van siendo los ecos que a lo largo de la Isla conmemoran tan importante aniversario. Justo ayer los festejos llegaron a su cúspide. En el salón Parisien del Hotel Nacional de Cuba se dieron cita directivos, veteranos y miembros activos de la Asociación de Cantineros de Cuba (ACC), celebrando la fraternidad y el progreso que, por casi un siglo, ha definido (y defendido) esta filiación.
También fue tiempo de competencias. Qué mejor pretexto que este cumpleaños para elegir un sabor distintivo, un coctel innovador, atractivo, pero también clásico, que representara la efeméride: así fue el Coctel de Diosmel Mendoza. Más de una decena de contendientes se lanzaron al reto. Tres fueron los finalistas del certamen, entre ellos dos mujeres: Yanelis López Sánchez y Ailín Cruz dieron reñido combate. Luego de una eliminatoria en la que tanto los jóvenes como los más experimentados demostraron su pasión por las mezclas y el trabajo tras las barras, el "Puro", como se le conoce en el gremio, triunfó con su interpretación del Roll Royce, un trago que tiene sus bases en la década del veinte del pasado siglo.
Chivas Regal 12, Vermouth blanco y Angostura de naranja dieron cuerpo y esencia al Aperitivo ganador. Inspirado en un coctel legendario pero no tan reproducido en nuestros días, la interpretación resultó una sugerente armonía entre clasicismo y modernidad, tanto por sus ingredientes como por sus técnicas, al combinar rutinas propias del recetario original y elementos de la mixología, tan en boga dentro del bartendering contemporáneo.
Tal como explica el propio Diosmel: "ganar y dar forma al Coctel del 95 Aniversario es un placer, un honor, es resultado del sacrificio y esfuerzo, de una vida detrás de la barra. Es una gran satisfacción. Me inspiré en un trago clásico de la década del 20, el Roll Royce, apostando por una variante más evolutiva, por eso quise hacerlo incorporando disciplinas: apliqué la técnica de escanciado (antigua) fusionada con el ahumado (moderna). Esta final ha sido muy especial. Tuve la oportunidad de competir con dos damas que se están iniciando en estos eventos y tuvieron la oportunidad de pasar. La mujer cubana ha sabido con sus detalles, su sencillez, representar la cantina. Tienen mucha potencia en el bar y aparte de su carisma, su belleza, aportan algo diferente, que identifica también a Cuba. Y su presencia es también un ejemplo de cuánto hemos avanzado. Hay una nueva generación. Hay asociación para buen tiempo. Es muy bueno unir la juventud con los que tienen un poco más de experiencia. Veo mucho interés y pasión por lo que hacen, algo que todos compartimos, porque nunca se deja de aprender", enfatizó.
María del Pilar Macías, Directora General de operaciones y calidad del Ministerio del Turismo, fue una de las invitadas al encuentro, y nos recuerda: "que exista una organización como esta da otra visión a una actividad que no siempre es bien comprendida, que en muchas ocasiones es subestimada. Ser cantinero es un gran trabajo y lleva mucho sacrificio; ¿qué cosa más importante que ponernos en manos de alguien que nos ayuda a disfrutar y recrearnos con calidad y conocimiento? Esta asociación ha mantenido un legado. Son ya 95 años y sigue aglutinando a sus miembros, los capacita, los mantiene actualizados, se cuidan y protegen como fraternidad.
"Sin dudas es un aliado muy importante para el Ministerio. Nos ayudan en temas de servicio, calidad, a introducir nuevas tendencias, mantener una ética de conducta y de consumo. Sus miembros se identifican por su comportamiento y profesionalidad, promoviendo un consumo responsable. Además de patrimonio, es cultura", comenta.
Indiscutiblemente un baluarte como lo es la ACC tiene en sus cimientos el quehacer de muchísimas personas que, con su saber y vocación, han perfilado una organización donde la superación continua, la práctica, el intercambio de experiencias, retroalimentación, tradición, actualidad, servicio y, sobre todo el amor, definen un modo de ser y de vivir esta esforzada y apasionante profesión.
Por ello (y por ellos) se realizó el homenaje. Allí estuvo el más longevo de los cantineros cubanos, Ventura Martínez Rodríguez, que con sus 92 años sigue sonriente y orgulloso de cuánto se ha construido, y Rolando Hurtado Conde, de los primeros en defender la importancia y pertinencia de la mujer en estos rubros, y quien derrochaba satisfacción al ver cuánto se ha avanzado en la inclusión femenina: dos cantineras finalistas y un evento muy reñido en cuanto a estilo y calidad.
Muchos nombres, mucha historia, algunas lágrimas, emociones amplificadas, distinciones más que justas. Honor a quien honor merece. El Club de Cantineros de la República de Cuba tuvo y tiene un impacto inenarrable en la memoria de América Latina y el orbe. Las felicitaciones de todas partes del globo no cesan, ni el reconocimiento a su impronta, a su prestigio. Como apuntara su actual presidente, José Rafa Malem, el evento ha sido una oportunidad de reencuentro, entre tantos y tan buenos colegas. Para, además constatar que hay frescor y también profundidad, que se ha diversificado, expandido, que ha crecido con vitalidad, y seguro relevo.
En tiempos en que La Habana se alista para su 500 aniversario la Asociación, que aún representa a los únicos cantineros del mundo con nombre propio, también se empina y, con su distinción, se hace eco. Es arte y parte de la cubanidad, de lo más identitario de esta tierra. Patrimonial y juvenil a la vez, se renueva, se moderniza y tiene aún muchísimo camino por recorrer.