Mujeres a por una cantina llena de matices

Creado:
Autor:
Credito
Melbys Nicola
Categoría
cocteleria femenina-Cuba

El pasado 20 de noviembre se celebró en La Habana la competencia de coctelería femenina “Sabor a mujer”, una iniciativa que promueve la participación de bartenders noveles o en formación, para incentivar y reconocer el papel de la mujer dentro de esta área de la restauración.

Durante el certamen, desarrollado en el marco de las celebraciones por el Día de Cantinero y auspiciado por las empresas Cuba Ron y La Estancia, las concursantes pusieron a consideración del jurado sus habilidades detrás de la barra, a la vez que la creatividad e iniciativa mediante cocteles de su propia creación. De tal manera Rodolfo Pérez, Presidente del jurado, Ivonne Hernández y Bárbara Betancourt, evaluaron a ocho contendientes en la composición libre de una bebida, el servicio speed round de una línea de ron y la correcta presentación de una cerveza. Participaron: Arlena García, Carmen Bermúdez, Ceila Cuza, Claudia Fong, Daniela Trujillo, Leidianys Martínez, Sheila Aguilera y Solange Rodríguez.

Inspiraciones de cocteles tradicionales, así como ideaciones más novedosas fueron las propuestas analizadas. Las Junior -como se definen a estas cantineras de poco recorrido-, demostraron que más allá del perfeccionismo, el mayor acierto en estas ocasiones es participar, gracias a la innegable experiencia y reto que encarna este tipo de eventos. En esta ocasión resultaron ganadoras en Primer Lugar Arlena García; Segundo, Claudia Fong y en el Tercer puesto, Solange Rodríguez.

coctelería femenina-competencia-de-coctelería-femenina-Sabor-a-mujer
Arlena García

 

Sobre cuánto significa para el gremio este certamen, Bárbara Betancourt (Baby), bartender del Club Gato Tuerto y una de las profesionales más reconocidas del sector, referente indiscutible de las damas en desafíos ligados a la cantina, con numerosos premios en su haber, declaró a Excelencias Gourmet:

“Es un hecho muy importante porque se da prioridad y oportunidad a que mujeres jóvenes comiencen a pensar de un modo más abarcador en la carrera en la que están involucradas. Tiene, por supuesto, la presión de los primeros nervios que se viven en este tipo de experiencia, pero es muy bueno que tengan lugar estos certámenes porque las mujeres no compiten a menudo y esto abre una puerta a que decidan hacerlo y se puedan presentar. Ha sido muy interesante. Hemos visto cocteles de nueva creación, unos muy buenos, otros no favorables (lo cual es lógico que pase, incluso en las más exigentes competencias sucede), pero todas han sido muy valientes en su proyección y yo, como jurado, estoy muy contenta.

“En todo caso, es esencial saber dominar la técnica. Cuando vas a usar algo clásico tienes que hacerlo bien, y también debe ser así cuando se va a abordar algo moderno. Ellas empiezan, han querido lucirse y el mérito hay que dárselo, por haberse atrevido a poner a prueba sus conocimientos ante personalidades como las que se encontraban aquí”, subraya.

Acerca de la poca presencia de féminas en este tipo de encuentros, la también sommelier advierte “Quizás es por falta de tiempo y de un poco más de decisión. Hacer un coctel no es fácil. Cuando se da la convocatoria con aproximadamente tres meses antes, hay que poner mucho en función. Requiere pensarlo, enfocarse, decidirse, estudiar, saber la técnica, idealizar y vivir tu coctel; todo eso respetando las bases de la convocatoria, traer tu impronta y aportar autenticidad. Y todo tiene que engranar muy bien".

“No puede afirmarse aún que tengamos una cantera sólida como mujeres, pues muchas veces sucede que estas muchachas empiezan pero luego no continúan en el sector y tampoco con el reto de competir, se decaen. En mi caso creo que lo esencial es tener mucho coraje, imaginación y deseo para, a pesar de las circunstancias que pueda estar viviendo, seguir viendo en la cantina la mayor de mis pasiones”.

A propósito, la triunfadora, Arlena García, no duda en afirmar que siempre vio en el trabajo de los cantineros un mundo que le resultaba muy atractivo y, seducida por las mezclas, colores y composiciones, por esa especie de magia, se decidió a comenzar un curso hace solo un mes y medio en el Proyecto Artecorte, en la Habana Vieja. Y enfatiza: “¡Dos meses atrás no pensaba en absoluto participar en una competencia de este tipo y menos aún ganar! Mi coctel se llama Siete días en La Habana, inspirado en la película y también el recorrido que hago a través de los componentes del coctel de la identidad cubana: miel, piña, ron Perla añejo, zumo de limón y jengibre, que aquí da un toque picante, como las mujeres cubanas, chispeantes. Tuve mucho apoyo de mis profesores Yoel, Yoan y Felipe: el dominio de las técnicas, historia de los cocteles, las prácticas, para la armonía... Estudie mucho y en este caso me inspiré en el coctel cubano Canchánchara para crear una versión libre a mi propio estilo. Soy estudiante de preuniversitario y pronto ingresaré a la universidad para estudiar Comunicación Social, pero la cantina es algo que desde pequeña me ha apasionado y seguirá siendo teniendo un lugar muy especial mi vida”.

Por su parte, Yoel Guerra, profesor de Curso de Bartenders del Proyecto Artecorte, y formador de la joven ganadora explica: “El objetivo fundamental de este encuentro es realzar la labor del cantinero más allá de su género. De nuestra escuela participaron cuatro muchachas, aun en formación. Considero que fue un gran reto enfrentarse a los jueces que lideraron el encuentro, como Bárbara Betancourt con todo prestigio que tiene dentro de la cantina cubana, nuestra mejor cantinera;  tener delante al presidente de la Asociación Cubana de Cantineros y otros muchos grandes profesionales. Cada una intentó demostrar que hay habilidad y que el mundo de la cantina no se convierte simplemente en servir una copa sino también es transmitirle al cliente cosas novedosas, formas de consumir un coctel fuera de lo tradicional.

“Creo que este evento servirá para aportar más mujeres al mundo de la cantina y la restauración, y que en este entorno el número de féminas vaya aumentando; no solo como camareras, sino también como bartenders profesionales, capaces de aportar mucho al turismo, la sociedad e incluso enseñen, eduquen, a su círculo social sobre un mejor consumo de las bebidas alcohólicas.

“Aún no hay muchas barwoman en Cuba. Creo que viene de una cultura anterior, donde la mujer no podía ser cantinera, no podía manejar, etc., o sea, el machismo. Pero felizmente podemos ver que de unos años hacia acá todo se va desarrollando de un modo más favorable. Al fin están dando un paso adelante y el curso del Proyecto Artecorte es una prueba de ello: esta es la tercera edición, en las dos anteriores los primeros expedientes correspondieron a una mujer y esta va en camino a los mismos resultados. Además, la ganadora del concurso en cuestión forma parte de nuestro grupo, lo cual es un gran honor”.

A la pregunta de ¿qué pueden aportar de distintivo las damas a este sector tradicionalmente masculino?, el también representante de la alianza Havana Club y el Proyecto Artecorte en La Habana Vieja no duda en afirmar que “las mujeres, cuando se les estimula, abren más puertas y atraen a otras mujeres: una mujer suma a otras siete. O sea, es un espacio y debemos pensar en ello: siempre abrir las puertas. Porque ellas  aportan una importante diferencia. Hay un sexto sentido que tiene la mujer que no tiene el hombre: la sutileza, la delicadeza, la fragancia que llevan al demostrar un coctel. Una mujer cuando trabaja es más delicada. Vale más la pena ver una mujer en un evento, expresan mucho. Los hombres a veces tenemos que dar un golpe fuerte para lograr algo, un impacto, pero una mujer, con un detalle, puede lograr el éxito. Y el éxito de la vida y de los cocteles está en los detalles, la cuestión no es el mejor ron, o el mejor producto, sino cómo lo puedas utilizar, lo que seas capaz de crear.

“En el caso de hoy las concursantes fueron muy jóvenes, y es un orgullo para todos ver cómo valorizan la cantina. La ven como una profesión, como una verdadera pasión. Para ser cantinero hay que estudiar, prepararse, conocer de historia, literatura, geografía... Ser cantinero es cultura, no es solo estar detrás de una barra, y de ello depende el éxito, de vivirlo con intensidad”, concluyó.
 

Credito
Melbys Nicola