Con una historia que data de hace más de 7 mil años, el tejuino está profundamente enraizado en la identidad del estado de Jalisco, México aunque también consumido en Nayarit, Michoacán y Colima. La antigüedad de su tradición, conservada de generación en generación, le ha valido para constituirse una de las bebidas típicas de la localidad.
Su nombre proviene del náhuatl tecuín, que significa "latir", en referencia a la vitalidad que otorga al cuerpo. Hecha a base de maíz fermentado, hay muchos que la llaman cerveza, sin embargo, la elaboración tiene sus propias características, pero sobre todo supone un pedazo de historia y sabiduría ancestral.
Herencia saludable
Más allá de su delicioso sabor, el tejuino es un excelente aliado para la salud gracias a su proceso de fermentación. Ello lo convierte en un probiótico natural, beneficioso para el intestino, la flora digestiva y la absorción de nutrientes. Además, su contenido de vitaminas y minerales lo convierte en una bebida hidratante y energizante.
Receta del Tejuino: tradición en una taza
Ingredientes
- 1 kilo de masa de maíz
- 1 kilo de piloncillo
- 3 litros de agua
- Jugo de limón (al gusto)
- Sal y hielo (al gusto)
Preparación
- Hierve el agua y disuelve el piloncillo hasta que se integre completamente.
- Agrega la masa de maíz y revuelve para evitar grumos. Cocina a fuego medio hasta que la mezcla espese ligeramente.
- Enfríala y déjala reposar entre 24 y 48 horas para que fermente. Durante este tiempo, la bebida adquirirá su característico sabor ácido y su textura espesa.
- Una vez fermentada, sirve el tejuino con hielo, jugo de limón y una pizca de sal al gusto.