La cocina exótica es ahora, más que una rareza, un signo de distinción, y hasta los paladares más encumbrados se afanan por probar platos que antes ni siquiera se hubieran atrevido a soñar.
Este “exotismo” se paga a precio de oro, si bien los nutriólogos no lo recomiendan para una dieta continúa, pues por lo general esos platillos tienen un solo tipo de valor nutritivo, y la alimentación debe cumplir con todos los nutrientes que el organismo requiere para mantenerse saludable.
Tampoco hay que alarmarse por las supuestas “rarezas”. Muchas de esas recetas que parecen tan escandalosas son en realidad comidas típicas de culturas locales, que en muchos casos la consumen desde hace milenios.
Comer orangutanes, monos y gorilas es tradicional en África, como lo es ingerir insectos en muchas regiones de la India, Tailandia o China, o probar carne de perro en Corea e incluso degustar unas deliciosas hormigas culonas fritas en Colombia.
Más que exotismo, hablamos ahora de transculturación, de una cocina gourmet que cada vez se internacionaliza más y junto a complicadas elaboraciones moleculares pone a la mesa una colorida diversidad llegada desde todos los confines del mundo, recordándonos ese viejo proverbio chino que asegura que entre cielo y tierra… todo cabe en la mesa.
Cocina nipona: Las algas, el salmón u otros pescados crudos o el jengibre eran desconocidos hasta hace pocos años. Hoy son muy populares, ya sea en forma de sushi o en platillos particulares. La cocina japonesa se asienta sobre cinco sabores: lo dulce, lo amargo, lo picante, lo ácido y lo salado. Para ellos lo más importante es la adecuada combinación de alimentos frescos y grasas sanas, así como de diferentes colores.
Gastronomía tailandesa: Se caracteriza por el uso abundante de especias picantes y hierbas aromáticas. El curry es uno de sus ingredientes favoritos, aunque son verdaderos maestros en emplear flores y frutas en sus platos. En la mesa “tai” predominan los colores oro y plata, así como los rojos y amarillos intensos.
Comida cantonesa: A menudo se le confunde con la comida china, aunque en realidad existen costumbres culinarias muy diversas en ese extenso país. Los platos a base de cerdo, pato, oca, mariscos frescos y también algas, anguilas u otros alimentos menos convencionales se combinan con el arroz, una especie de comodín, así como con la soja o las salsas agridulces. Es común cocinar con el wok para evitar las grasas o con hojas de bambú, que le dan un toque especial a la comida.
Cocina coreana: Muy característica y de sabores siempre fuertes, aunque el uso del picante es más comedido. Se ha hecho famosa sobre todo por sus recetas a base de pescado crudo y por los platos a base de carne de perro.
Comida peruana: Muchas de las costumbres culinarias de los indígenas originarios de esta tierra se han extendido por el mundo, y la culinaria de este país es ya reconocida como una de las más variadas y exquisitas del mundo. El consumo de algunos roedores, gusanos y otros alimentos poco frecuentes contribuye a darle color y sabor a esta cocina que hoy puntea en restaurantes gourmet.
Cocina de los insectos: Muchos expertos ven en los insectos la solución a los problemas de hambruna que pudieran afectar a la humanidad, debido a su alto valor nutritivo y a la cantidad de especies comestibles. Son considerados una gran fuente de proteínas, como lo demuestran las larvas de termita africana, langostas, polillas y abejas, que como norma poseen entre un 70 y 80 por ciento de proteínas. En muchos mercados asiáticos es común encontrar grillos, gusanos y langostas fritas, y no faltan tampoco las arañas o escorpiones, ya sean empanizados e incluso acaramelados.
Flores comestibles: Cultivadas sin pesticidas que afecten el consumo humano, la costumbre asiática de “alimentarse del jardín” tiene ya gran cantidad de seguidores en Europa. Amapolas, rosas, variedades de jazmín y otras flores, no solo sirven para hacer un bonito ramo, sino para incluirlas en un sabroso y saludable plato que obsequiar a la pareja.
