Es responsabilidad de estos profesionales garantizar una alimentación saludable que debe proporcionar nutrientes apropiados para que la función metabólica resulte lo más eficiente posible.
Para que la alimentación sea saludable debe ser adecuada o estar en correspondencia con la etapa o momento de la vida en que se encuentre la persona.
Puede ser suficiente, o lo que es igual, que proporcione toda la energía y los nutrimentos requeridos; o variada, que equivale a decir que contenga uno o más representantes de cada uno de los siete grupos básicos de alimentos (Grupo I – cereales y viandas; Grupo II – vegetales; Grupo III – frutas; Grupo IV – carnes, aves, pescados, huevos y frijoles o granos; Grupo V – leche, yogur y quesos; Grupo VI - grasas u otros alimentos ricos en las mismas; Grupo VII – azúcar).
La dieta de una alimentación saludable debe ser también equilibrada, proporcionar alimentos y nutrimentos en determinadas cantidades absolutas y relativas apropiadas para que la función metabólica o metabolismo resulte lo más eficiente posible.
La alimentación saludable debe proporcionar determinadas cantidades de fibra alimentaria o dietética. Esta posee la notable propiedad de fijar o retener agua mediante lo cual tiene efectos muy beneficiosos sobre la fisiología del subsistema digestivo.
Asimismo, la fibra alimentaria puede también formar geles en la fase acuosa o continua del llamado quimo intestinal, lo que a su vez contribuiría a mejorar la tolerancia a la glucosa y modificar la absorción (disminuyéndolas) del colesterol y las grasas neutras de la alimentación.
La fibra alimentaria puede ser fermentada por determinados componentes de la microflora bacteriana del intestino grueso, lo que contribuye favorablemente al mantenimiento de una estructura y función normales de sus paredes.
Al mismo tiempo, influye en el control de la proliferación de elementos microbianos potencialmente perjudiciales para la microflora bacteriana normal del colon.
Además, la fibra dietética se comporta como un factor prebiótico importante de la alimentación, por lo que su consumo sistemático mejora la calidad biológica del ecosistema intestinal del ser humano.
La fermentación de la fibra dietética ingerida conlleva a la obtención de ácidos grasos de cadena corta o volátiles, los cuales son absorbidos rápidamente y tienen un determinado equivalente energético para el organismo.
Además, con el consumo de vegetales y frutas frescas en cantidades adecuadas con la dieta se proporciona al organismo no solo cantidades importantes de vitaminas y minerales, sino también de fibra dietética y de un grupo de sustancias químicas conocidas con el nombre genérico de fotoquímicos antioxidantes, que contribuyen de manera incuestionable a la prolongación de la vida (retardan la aparición y desarrollo del envejecimiento biológico) pero también al mejoramiento de su calidad.
En relación con el consumo de los vegetales y frutas con la dieta pueden resultar muy útiles algunos consejos:
• Las frutas deben ser consumidas frescas y en su forma natural y las ensaladas crudas, debido a las pérdidas inevitables de minerales y vitaminas que sufren los alimentos cuando son sometidos al proceso de cocción.
• Se les debe dar preferencia a los vegetales de color verde oscuro y a los amarillos o anaranjados.
• Déle preferencia a la ingestión de frutas y vegetales frescos en forma de jugos, sin colar y sin adicionarles sal o azúcar.
• Consuma las frutas y vegetales con sus respectivas cáscaras o piel, siempre y cuando el tipo de fruta o vegetal seleccionado así lo permita.
• Siempre lave bien las frutas y los vegetales con agua potable antes de ser consumidos o guardarlos en el refrigerador.
Una alimentación equilibrada y sana es aquellas que proporciona todos los nutrientes necesarios para el crecimiento, manutención, reproducción y bienestar físico y mental al ser humano, y aporta al organismo porciones adecuadas de agua, proteínas, vitaminas, sales minerales, grasas e hidratos de carbonos.
Alimentación saludable un reto para los chefs
Credito
Por: Chef Eddy Fernández Monte