Una tierra de avellanas, ganado excelente, setas y trufas. Una parte del país de colinas de vides, niebla y sol: este es el lugar de nacimiento de Asti, un vino espumoso italiano para disfrutar cada día.
El Langhe, Monferrato y Roero nacen en un campo generoso, donde están localizadas muchas de las mejores bodegas del Piamonte. En sus colinas encontramos densas filas de Moscato Bianco, uvas que dan origen al Asti Spumante, también conocido como Asti DOCG, cuya espuma blanca leve se dispersa para formar un mar persistente de burbujas.
El Letterally spumante significa algo que “hace una burbuja”. Para producir aquellas burbujas brillantes el Asti Docg no tiene que tener la misma edad en botella que el Champán, porque todas las etapas de su preparación son completadas antes de que sea embotellado.
El procesamiento rápido y sus características especiales hacen que el vino conserve la calidad aromática original del Moscato Bianco, y adquiera una graduación moderada de alcohol, entre 7 y el 9.5 %, lo cual hace muy popular este espumoso entre consumidores que no beben por lo general vino.
Hoy, como en el pasado, la moscato bianco es la variedad de uvas que caracteriza los paisajes montañosos del Langhe y Monferrato, y su aroma intenso recuerda una variedad amplia de flores y frutas - de la glicina a la acacia, de la baya del saúco al cítrico, del almizcle a rosas y melocotones – dejando un toque distintivo a miel.
El vino parece brillante, en los límites de la paja amarilla, pero con un matiz de oro suave.
En el paladar entrega un gusto marcadamente dulce, atenuado por una frescura agradable que es realzada por la espuma fina y persistente.
El Asti es un vino fácil de beber, genuino, perfecto para reuniones y con una relación excelente precio/calidad.
La temperatura perfecta para disfrutar de la frescura y el aroma del Asti DOCG es 8°C, servido en una copa de cristal alta y no el de flauta clásica para el champán. De hecho, cuando el dulzor es percibido al probarlo con la punta de la lengua, la forma ideal de esta copa propicia que el vino sea distribuido rápidamente por todo el palaldar, realzando su sabor.
Asti es un vino de mesa por excelencia, que va bien con pasteles horneados, tartas de frutas y dulces como la macedonia fresca y el Panettone italiano.
También es un espléndido vino de sobremesa, que confiere a una conversación un sentimiento alegre de simplicidad y frescura.