Las flores, más que un detalle, se han constituido en una expresión anímica de la naturaleza humana. Tienen el poder de transmitir sentimientos y tocar mágicamente las emociones en la vida de las personas. Son mensajeras del amor, de la amistad y del dolor, con un valor estético, propio e inimitable.
Para muchos, no importa la cultura de procedencia, se trata del elemento más bello, agradecido y cautivador de la tierra, por ello desde tiempos remotos se han utilizado por sus formas, texturas, colores y estilos de composición para expresar un caudal de afectos y emociones.
Regalar flores ha sido siempre una manera de decir lo que hay en el interior de cada persona y aunque su duración no es permanente, queda para siempre el recuerdo del detalle, sobre todo por la intención, la dedicación y el cuidado al seleccionarlas.
Fue en Oriente donde nacieron las claves ocultas del lenguaje de las flores y se ha transmitido de generación en generación y de cultura en cultura, pasando por el Antiguo Egipto, la Edad Media, el Renacimiento, hasta llegar al Romanticismo, época en que tuvo su máximo apogeo.
Ya en la época del romanticismo, toma este lenguaje su verdadero esplendor y los amantes se comunicaban obsequiándose flores, pero su significado era tan extenso que traspasaba los límites amorosos.
Regalar flores es una forma de mostrar sentimientos y dependiendo de la cultura representan diferentes cualidades de las personas.
Hay quienes afirman que «la flor nos conduce a la sensibilización del alma, a la sabiduría universal. Aquél que pierde la sensibilidad de asombrarse con la belleza de una flor, deja morir su alma». Las flores son un diccionario de vivos colores, son la representación de la palabra para cada ocasión. Pueden expresar amor, amistad y hasta desamor, soledad o muerte. El poder comunicativo está en cada flor, con un significado propio y un sentimiento diferente.
Por ejemplo la acacia amarilla, significa amor secreto; la adelfa, seducción; el alelí amarillo, fidelidad en la adversidad y el tulipán rojo, es una refinada declaración de amor. Las flores, además de su belleza estética, tienen un significado muy especial, en función del tipo de flor que se regala y en qué cantidad se hace. Otro modo de expresar los sentimientos a través de flores es mediante su combinación y el tipo y complejidad del arreglo.
Aunque su belleza es indiscutible, no todas las flores traen asociado un sentimiento positivo. Muchas de ellas representan odio, rencor, abandono o incluso el deseode muerte.
Su significado también se clasifica por los colores. Las flores blancas, son sinónimo de pureza, inocencia e ingenuidad; las rojas, pasión, fogosidad; las verdes, esperanza y éxito; las azules, sabiduría y las amarillas, riqueza y triunfo.
«Las flores son un diccionario de vivos colores, la representación de la palabra para cada ocasión»
FRAGANCIA Y PASIÓN
El arte de la seducción forma parte de la historia de la humanidad y el ser humano siempre ha buscado “fórmulas mágicas” para aumentar o despertar el vigor, el deseo y el apetito sexual. Las flores afrodisíacas estimulan alguno de los cinco sentidos, fundamentalmente el olfato, el tacto o el gusto, por medio de perfumes, aceites, baños, alimentos y bebidas o a través de inciensos y velas aromáticas que actúan en el ambiente que nos rodea.
En el caso de las flores, especies tan bellas como la rosa y el jazmín están consideradas como afrodisíacas. El jazmín es el rey de los aceites afrodisíacos, su fragancia es deliciosa y su efecto ha sido conocido desde los tiempos de los sultanes del Oriente. En la India se le llama «la reina de la noche», su dulce y fuerte roma influye en el sistema reproductor femenino y su perfume actúa a nivel emocional, calmando y relajando el cuerpo.
La rosa, la reina de las flores, tiene también una fragancia seductora. Es una de las flores más usadas como afrodisíaco por su fuerte perfume envolvente y seductor. Aleja la melancolía y se asegura que tiene cualidades antidepresivas.