La cocina española goza de muy buena salud. Una de las evidencias de ello es que se está produciendo el tránsito generacional, de una forma natural, y nuevas generaciones de restauradores están llegando a la cúspide manteniendo todos los focos de interés hacia nuestro país.
Un buen ejemplo es la Asociación Jeunes Restaurateurs d’Europe (JRE), nacida en Francia hace 38 años, que agrupa a 350 restaurantes de 11 países de Europa (Alemania, Bélgica, Croacia, Francia, Italia, Luxemburgo, Países Bajos, Austria, Eslovenia, España y Suiza) y que celebró el pasado año su último Congreso en Madrid.
Actualmente la preside un cocinero español, Ramón Dios, de El Mesón de Fuencarral, de Madrid, el restaurante de su familia (es el nieto del fundador del restaurante en 1932) y quien obtuvo también el título de piloto comercial en Estados Unidos y España.
Talento y pasión
Todos sus miembros coinciden en aportar “talento y pasión” a la propuesta gastronómica que presentan al público y aunque parten de bases tradicionales y no pierden de vista la herencia culinaria, apuestan por cocinar de forma innovadora y creativa.
La filial española de la Asociación (que está abierta a profesionales de hasta 37 años, mientras que los que alcanzan la edad de 45 años son nombrados miembros honoríficos) está encabezada por Diego Domínguez, director del madrileño Grupo Combarro, integrado por los restaurantes Combarro y Sanxenxo. Diego es hijo de Manuel Domínguez, una verdadera institución en la cocina marinera de inspiración gallega en Madrid.
La mejor cocinera del mundo
Entre sus integrantes se encuentran algunos de los mejores cocineros de España, como es el caso de Elena Arzak, jefa de cocina del restaurante Arzak de San Sebastián y designada, el pasado mes de abril, como la Mejor Cocinera del Mundo por la revista británica Restaurant. Elena es la fiel seguidora de su padre, Juan Mari, gloria de la cocina española desde hace 40 años y quien sigue, junto a ella, al mando de los fogones.
Joven restaurador es también Pedro Monje, del restaurante Vía Véneto de Barcelona, el gran clásico de la ciudad, dirigido, desde hace muchos años y siempre de forma magistral, por su padre José Monje. Igual que los hermanos sevillanos Pedro y Laura Robles, continuadores de la obra de su padre Juan Robles en los diferentes restaurantes hispalenses del Grupo. Otra presencia andaluza en la Asociación es la de Rafael Carrillo, hijo del gran hostelero del mismo nombre, al frente del restaurante El Churrasco de Córdoba.
El representante asturiano es Amado Alonso, del tradicional restaurante La Venta del Jamón, situado en la localidad de Pruvia, mientras que la aragonesa es Ana Acín, de la Venta del Sotón, desde hace años uno de los grandes restaurantes de Huesca. Ana es la heredera de una familia que ha estado al frente del establecimiento desde los años sesenta y lo ha transformado por completo.
La representación de Castilla-La Mancha está formada por los hermanos Javier, Adolfo y Verónica Muñoz, hijos de Adolfo, maestro de la cocina toledana con ramificaciones en el Palacio de Cibeles de Madrid. Y la relación de los grandes protagonistas de la Asociación la completa Silvia Castelló, máxima responsable de Nou Manolín, acaso el más veterano establecimiento emblemático alicantino. Silvia es hija de Vicente Castelló y de Vicentina, los impulsores del restaurante desde hace muchos años.
Congreso en Salzburgo en abril de 2013
Los orígenes de Jeunes Restaurateurs d’Europe (www.jre.net) se relacionan, a partir de 1974, con una idea de Nicole Seitz, presidente de Relaciones Externas de Grand Marnier y gran aficionado a analizar las relaciones entre padres e hijos en los restaurantes que visitaba.
Desde el primer momento, los asociados se comprometieron a crear “una gran familia solidaria y exigente, y a renovar nuestro arte permanentemente, a fin de que nuestra cocina sirva de ejemplo a las generaciones siguientes”. La Asociación celebrará el próximo mes de abril su nuevo Congreso en la localidad austriaca de Salzburgo.
La trayectoria de Jóvenes Restauradores de Europa demuestra que en el mundo gastronómico el componente generacional tiene una importancia destacada y, de hecho, muchos negocios de hostelería han sobrevivido a las crisis actuales gracias al apoyo de la familia.
Los miembros españoles de la Asociación son hijos de grandes profesionales de nuestra restauración, que han marcado su impronta en sus respectivas ciudades a lo largo de los años.
