Cuando restan horas para celebrar una de las fiestas americanas con más impacto mundial, no solo las calles se impregnan del espíritu misterioso de Halloween, sino también las cocinas. Pero, aunque las posibilidades sean tan infinitas como la creatividad culinaria, hay un clásico que nunca falla en la víspera del Día de todos los santos: la tarta de calabaza.
La fruta además de ser un icono de estas fechas en disfraces y decorados, e incluso de la estación, también tiñe de naranja rojizo los platos de hogares y restaurantes como ingrediente perfecto para la ocasión.
Pero, este postre típico de Estados Unidos no tuvo, como parecería, su origen en el país americano. Fue en China que inició su conquista a los paladares de todo el mundo. Cuenta la leyenda que fue una historia de desamor el motivo de la receta, sin embargo, hoy es el símbolo por excelencia sobre las mesas de celebraciones como Halloween o el Día de Acción de Gracias. Aquí te contamos cómo prepararla
Magia en el horno
Para dar riendas al embrujo reúne una cucharada de polvo de canela, 1/2 cucharadita de polvo de nuez moscada, 2 tazas de pulpa de calabaza, azúcar moreno, 3 huevos batidos, una taza de nata espesa, un disco de masa quebrada, media cucharadita de raíz de jengibre molido, un cuarto de sal y una pizca de clavo molido.
Instrucciones:
1. Prepara el caldero (también puedes usar un horno, eso sí a 180 °C, una temperatura digna de aquelarre).
2.Coloca la masa quebrada en un molde redondo. Con un tenedor, pincha el fondo en unos cuantos puntos para que el aire fluya y la masa no se hinche. Métela al horno por 10 minutos. Retírala y déjala enfriar en un rincón oscuro.
3. Vierte el puré de calabaza, azúcar, los huevos batidos y la nata espesa. Mezcla con movimientos amplios, ve añadiendo la canela, nuez moscada, jengibre, clavo y sal.
4. Luego pasa la masa a un molde y métela al caldero/horno durante 45-50 minutos, y no abras la puerta hasta que el conjuro esté completo. La señal de que la pócima va viento en punta será al insertar un cuchillo, salga limpio. Una vez fría, agrega una nube de nata montada en el centro y espolvorea un toque de canela en forma de remolino.