La Palma es un paraíso para el turismo, la biodiversidad y la gastronomía. Esta isla canaria tiene viñedos únicos que han encontrado una recuperación excepcional y enorme éxito en el archipiélago con la producción vinos de variedades autóctonas. A esta nueva situación ha contribuido Jesús Álvarez, ingeniero ambiental que asesora a la bodega Vega Norte en cuanto a los planes y proyectos para la recuperación de cultivos.
Contaba a Excelencias Gourmet cómo se ha gestionado la recuperación de viñas en el marco de Madrid Fusión 2025. Junto al stand Saborea La Palma, Álvarez explicaba que, con ayuda del Cabildo, consiguieron este año sacar adelante un proyecto y una línea de subvenciones para conseguir la mayor superficie de cultivo de uva en los últimos 20 años.
Jesús, ¿qué hace especiales a los vinos de La Palma?
Yo creo que lo que los hace especiales es lo particular y lo único, es decir, que no los encuentras en ninguna otra parte del mundo, debido a las características del suelo, a la salinidad, a la cercanía al mar, a la brisa y otros factores.
Sobre todo, esto a los blancos los hace muy especiales, pero en tintos de La Palma últimamente se ha hecho un trabajo increíble, y la aceptación cuando salimos fuera es increíble. Siempre esperas que los blancos triunfen en su siembra, pero con los tintos siempre es más complicado porque en España tenemos Ribera de Duero o Rioja, gente muy potente aquí en Península, pero ya creo que hemos conseguido estar, por lo menos, a la altura en cuanto a calidad.
¿Estos vinos cuentan con mejor aceptación en España o en mercados internacionales?
El problema que tenemos en Canarias es el tema de la logística, es decir, para salir a Península ya es muy complicado, imagínate salir a Europa, pero curiosamente sobre todo el tema de la salinidad y de los vinos salinos, es un detalle que nos remarcan siempre cuando salimos fuera. A Alemanes, neerlandeses, o sea, a todo lo que es público europeo, les llama muchísimo la atención.
Tenemos la suerte, como te comentaba antes, de ser particulares, de ser diferentes, y a ellos les encanta el vino de Ribera y de Rioja, pero obviamente son vinos como “muy en la misma línea”. Vas a probar un Ribera de Duero muy bueno y se te va a parecer mucho a otro Ribera de Duero muy bueno. Esto, en Canarias, no pasa, es tan particular que cada tinto tiene su personalidad, digamos.
Si tuvieras que hablar con alguien que no conoce los vinos de La Palma, ¿qué destacarías sobre sus características?
Particularmente, sobre todo, que son variedades de uvas que no encontramos en el resto del país. Por ejemplo, tenemos una uva que se llama Listán Negro, que solo la encuentras en la isla de La Palma, y en un rinconcito pequeño de Chile. Últimamente esa uva se ha ido poniendo de moda, digamos. En el sur de la isla también hay otra variedad de blanco que solo la encuentras en La Palma, como es el Sabro.
Gracias a eso estamos consiguiendo, por lo menos, preservar la variedad. Era un problema también de extinción de la especie, ya ni siquiera a la hora de hacer vino. A mí, por lo que me toca, por la ingeniería ambiental, también me preocupa, aparte del tema del vino, el tema de los varietales de la especie.
Gracias a que podemos salir, a que tenemos una oportunidad de escaparate como esta, tratamos de que la gente valore el producto y gracias a eso hemos podido un poco preservar, por lo menos, los varietales.
