Chocolate con menta, un exclusivo del buen gusto

Creado:
Autor:
Credito
Maria Carrasco Lloria
Categoría
chocolate con menta

El chocolate con menta solo permite dos opciones: lo amas o lo odias. La mezcla de sabores frescos y dulces no es para todos los paladares, aunque eso de que sabe a pasta de dientes… es pasarse.

Cierto es que el combinado de chocolate es complejo y por discusiones menos apasionadas “han habido guerras”. Pocas veces, por no decir ninguna, habrás escuchado un “me gusta, pero sin más”, ya que en su lugar habrá un emocionado “ES MI FAVORITO” -probablemente, será una persona en todo el grupo, no esperes más- , ante lo que saltará su archienemigo desde otro lado de la mesa con un casi demasiado implicado “QUÉ ASCO”. También es imperdonable ese amigo con mal gusto en la pandilla supongo, qué decir.

Un sabor injusta y eternamente criticado

Las chocolatinas mentoladas son un sabor de los de siempre, con lo que mantiene diversas asociaciones mentales y culturales. Mientras para unos, es un sabor de la niñez, para otros es uno anciano. Para entendernos, en ocasiones, relacionamos el chocolate con menta con nuestros abuelos, pues los chocolates con interior de crema de menta era uno de los imperdibles de la despensa en casa de los “yayos”.

Estas chocolatinas, las ya eternas en nuestros corazones After-eight, nacieron en 1962 cuando el chocolatero Brian Sollit decidió crear “el postre perfecto para después de la cena”. Algo no muy dulce y que ayude con el aliento post-comida, no vaya a ser que encuentres el amor unos minutos después y no pueda desatarse la pasión. Al parecer funcionó el invento y gracias a su éxito en la década de los 60, se convirtió en su clásico indiscutible.

Alegato a favor del buen gusto, no apto para sensibles

En opinión personal, el helado de chocolate con menta es un eterno infravalorado por una cuestión de odios: ha vivido menor evolución que el resto de sabores… por no decir ninguna, valga la redundancia.

Los amantes del chocolate con menta son (somos) más de los que pensamos, pero las malas sensaciones siempre se hacen un eco mayor.

El chocolate con menta no es empalagoso, ni muy dulce ni demasiado fresco como para no poder tomarlo. Se trata de un sabor exclusivo, sin nada a lo que se parezca cuando el balance entre el cacao y la menta se encuentra en su justa medida. Además, no es un sabor masivo, lo que nos beneficia a quienes gustamos de él, pues siempre queda de nuestro helado favorito aunque la cola sea interminable.

Para quienes odian la menta solo decirles que las hojas verdes no son meramente decorativas, mejoran los platos y sobre todo los postres en sabor y aroma, solo es cuestión de saber apreciarlo. Quizá no lo has probado bien, o te has dejado llevar por los detractores, o es que has comido por los ojos, o quizá tienes mal gusto.

Si te gusta el chocolate, con o sin menta, puedes leer también: El corazón da el “sí quiero” al chocolate

Credito
Maria Carrasco Lloria