Ni cerveza ni vino: la sorprendente ginebra que elaboran los monjes de Leyre

Ni cerveza ni vino: la sorprendente ginebra que elaboran los monjes de Leyre
Ginebra artesanal elaborada por monjes benedictinos en el Monasterio de Leyre, Navarra, inspirada en botánicos medievales y en la tradición monástica.
ginebra de los Monjes de Navarra
Ginebra del Monasterio de Leyre
Domingo, Diciembre 21, 2025 - 17:19

En el Monasterio de Leyre, uno de los centros espirituales más antiguos de Navarra, el tiempo parece discurrir al margen del mundo contemporáneo. Fundado hace más de doce siglos, este enclave benedictino situado en Yesa, a los pies de la sierra y muy cerca de Aragón, mantiene viva la Regla de San Benito: ora et labora, reza y trabaja.

Entre rezos, liturgia y lectio divina, la comunidad, formada actualmente por 17 monjes, ha encontrado una forma singular de sostener su economía sin romper con su vocación contemplativa: destilar ginebra.

Una ginebra que no da de beber, pero sí de comer

A nosotros la ginebra no nos da de beber, nos da de comer, explica Eduardo Oliver, prior del monasterio y responsable de la licorería. 

Desde octubre, este pequeño taller artesanal se ha convertido en una pieza clave para la supervivencia económica de la comunidad.

Rodeados de enebros en los bosques que circundan el monasterio, los monjes encontraron en la ginebra una salida natural: aprovechar el entorno, respetar el ritmo monástico y crear un producto con identidad propia.

Inspiración medieval: el Capitulare de villis de Carlomagno

La ginebra del Monasterio de Leyre se inspira en el Capitulare de villis, un documento del siglo IX impulsado por Carlomagno que enumeraba las plantas que debían cultivarse en los huertos monásticos del imperio. Aquella orden convirtió a los benedictinos en guardianes del saber botánico y medicinal de Europa.

Siguiendo ese legado, los monjes han seleccionado 16 botánicos, que no revelan, y los maceran junto a bayas de enebro en alcohol de uva de alta graduación. El proceso conecta directamente con la tradición del aqua vitae, el origen de los destilados modernos.

Recolectar, destilar y respetar el entorno

Cada semana, durante su paseo comunitario, los monjes recolectan enebro, tomillo y otras plantas del entorno. Tras el secado y la maceración, el destilado se realiza en una joya patrimonial: un alambique de cobre del siglo XIX, heredado de la antigua licorería benedictina.

El resultado es una ginebra estilo London Dry, suave, herbal y con un marcado carácter de montaña. Tras la destilación, el alcohol, que alcanza casi 90 grados, se rebaja hasta los 40 y se deja reposar antes del embotellado.

Producción limitada y sin ambición industrial

La producción anual ronda las 2.000 botellas de 500 ml, divididas en pequeños lotes. Se comercializa únicamente en tiendas especializadas en productos monásticos y en la tienda del propio monasterio, frente a su célebre cripta.

Aunque grandes marcas ya se han interesado por el producto, los monjes son claros: no quieren crecer ni industrializarse. «Con lo que tenemos nos basta», aseguran.

Diseño, identidad y herencia espiritual

La botella, inspirada en los antiguos elixires de botica, se fabrica en Italia. El diseño gráfico, desarrollado por un estudio de Pamplona, rinde homenaje a la piedra románica de la cripta de Leyre y a la figura de San Benito.

Nada es casual: cada cruz, cada tipografía, cada detalle refuerza la idea de que este destilado es una extensión líquida del monasterio.

En un momento en el que muchos monasterios cierran por falta de vocaciones, la juventud de los monjes de Leyre y su capacidad de adaptación representan una forma de resistencia silenciosa. La ginebra no es un negocio al uso, sino una herramienta para preservar un modo de vida.

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