México celebra el 10 de octubre una de sus referencias paisajísticas: el cactus. El Día Nacional de las Cactáceas enorgullece a un país cuyo manto anaranjado se ve salpicado de una increíble biodiversidad de plantas cactáceas que lo caracterizan con una belleza sin igual. Pero es que la magia del vegetal no se frena en la mirada, sino que recorre todo el gusto y enriquece la gastronomía mexicana como a ninguna otra.
Los nopales, tunas y pitahayas son algunos de los vegetales cactáceos que nutren la cocina mexicana. Sin embargo, deben ser recogidas con cuidado, no solo por sus pinchos, sino porque la conservación de la flora cactácea es delicada debido a su lento proceso de crecimiento, que no permite una renovación acelerada del vegetal, lo que pone en riesgo el patrimonio natural rico de México.
En el país maya, los cactus han sido utilizados desde tiempos ancestrales en todos los ámbitos de la vida, desde lo ritual hasta la alimentación diaria. Además, estos vegetales gozan de un increíble endemismo, recogiendo México, por sí solo, más de 500 especies de cactus.
Cactus y salud, ¿quién lo hubiera dicho?
La cultura culinaria mexicana reconoce los increíbles beneficios del cactus. Entre ellos, el más destacado es el probado impacto que tiene sobre el colesterol "malo", reduciéndolo, al igual que aumenta, por su parte, el colesterol HDL. También produce efectos que ayudan a regular la glucemia en sangre, lo que puede ser positivo para quienes sufren diabetes.
Por otro lado, el nopal mantiene un efecto saciante, por lo que se considera un gran ingrediente en dietas de pérdida de peso. Además, es rico en fibra soluble, que ayuda a mantener un tráfico intestinal saludable.
Versátil y rico, la gastronomía mexicana suma puntos con el uso del cactus
La forma de cocinar las plantas suculentas o xerofíticas es variada, pues su gran contenido en pulpa permite comerlas en crudo como parte de una ensalada, hervidas, rehogadas o fritas. Maridan muy bien en sopas y guisos, así como pueden componer la primera base de salsas o jugos. Otra forma de comer cactus muy típica del desierto mexicano es asarlos a la parrilla, lo que les confiere a los vegetales un buen sabor ahumado.
También las flores de algunas cactáceas son comestibles. Además, también sirven como decoración comestible para los platos y son muy aromáticas.
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