Con fusión o sin fusión…

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Con fusión o sin fusión…
Tenemos una historia que contar.  La gastronomía dominicana tiene su riqueza propia y, en mi opinión, debemos resaltar aún más su riqueza para minimizar su desplazamiento por tendencias culinarias que, sin perjuicio del mérito que tienen, nos alejan de un contexto de consolidación de identidad propia de cara al turismo gastronómico. Gracias a iniciativas de algunos restauradores, comunicadores, fundaciones, y a la tesonera participación de chefs dominicanos en escenarios internacionales, se está despertando una ola de interés por rescatar tradiciones y que nuestra oferta culinaria se convierta en motor imprescindible de turismo hacia la República Dominicana.
Nuestra gastronomía comienza con la necesidad de alimentarnos con lo que ofrecen nuestra tierra, mares y ríos.  Desde los tainos heredamos cosas que hasta hoy se mantienen, siendo una de las más emblemáticas el casabe.  Y lo nuestro debe predominar en los hogares, hoteles, restaurantes, bares, cafeterías y centros de esparcimiento, incluyendo productos, nombres, palabras, técnicas culinarias, bebidas y costumbres autóctonas que proyecten la identidad que queremos mostrar al mundo. 
Lo antes expresado no pretende limitar de ninguna manera la creatividad en la oferta gastronómica.   La intención es incentivar el emprendimiento de esfuerzos que fomenten una cultura propia basado en la calidad y particularidad de nuestros ingredientes, en las formas de preparación, en el entorno o ambientación en la cual se sirven los alimentos, y en un servicio correcto y capaz.  Un restaurante de cocina criolla o uno de alta cocina de autor, se diferenciarán por la manera como llenen las expectativas del comensal que les visita en función de los elementos antes expuestos.
Todo lo anterior debemos siempre basar en cuatro principios fundamentales de la gastronomía, según lo viene profesando por años nuestro mentor Rafael Ansón, Presidente de la Real Academia Española de Gastronomía.  Estos son Salud, Sostenibilidad, Solidaridad y Satisfacción.  Debemos propiciar la salud antes y después de consumir los alimentos; garantizar que éstos estén disponibles en el tiempo; que siempre haya de todo para todos; y que el consumo de éstos nos genere gran satisfacción.
La gastronomía dominicana va por muy buen camino.  Hoy por hoy, vivimos en abundancia de materiales y desbordante creatividad para hacer mejor lo que ya es bueno.  Basado en nuestros esfuerzos, la ADG pretende continuar promoviendo una marca país que muestre nuestra identidad a través de prácticas culinarias propias con alta calidad y “con fusión” o “sin fusión”.