España. Con el auspicio de Plataforma Rural, que incluye a organizaciones ecologistas como Greenpeace o Amigos de la Tierra, este país fue sede de una semana de reclamo para que el gobierno investigue los efectos que estos productos provocan en el medio ambiente y la salud.
Bajo el lema "Un futuro libre de transgenicos", la campaña denunció que España produce el 80 % de los transgénicos que se cultivan en Europa e importa parte del 20 % restante
Los alimentos transgénicos "suponen un grave peligro para el medioambiente, la salud y la economía", según Juan Felipe Carrasco, responsable de las campaña de Greenpeace contra este tipo de alimentos.
"El Gobierno español ni siquiera inició una investigación con los efectos adversos que pueden provocar cuando permitió el cultivo", explica Carrasco. La posición del Gobierno español sobre este asunto se basa en un "equilibrado respeto" a las opiniones de la comunidad científica acreditada y a la libertad de los agricultores y los consumidores, según comunicaron tras la prohibición alemana.
La manifestación que cerró la semana de protestas se efectuó en Zaragoza, elección que no fue casual, pues el Valle del Ebro (Aragón y Cataluña) concentran el 80 % de los cultivos españoles de maíz transgénico.
Las asociaciones ecologistas denunciaron la falta investigación sobre las consecuencias de los alimentos transgénicos mientras confirman que España se ha convertido en el principal productor de alimentos modificados genéticamente.
"No hay investigaciones suficientes sobre los efectos que pueden tener en la salud humana, por lo que algunos cultivos autorizados se han prohibido", explica David Sánchez desde la organización Amigos de la Tierra.
El Gobierno alemán decidió prohibir el cultivo del maíz transgénico MON 810, de la multinacional estadounidense Monsanto este martes. Este tipo de maíz modificado genéticamente es el único autorizado en Alemania y en la UE. Las autoridades alemanas han decidido suspender su uso porque 'entraña riesgos para el medio ambiente'.
David Sánchez, responsable de la campaña contra los transgénicos en Amigos de la Tierra, ha denunciado que otro de los principales problemas es que los agricultores tradicionales ven como sus cultivos se ven afectados por las modificaciones genéticas de los transgénicos cercanos y no pueden vender en el mercado sus productos al estar modificados genéticamente.
El Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino ha planteado a la Comisión Europea la necesidad de elaborar una norma que regule la coexistencia en la Unión Europea de los cultivos convencionales y de los alimentos modificados genéticamente. Greenpeace y Amigos de la Tierra cierrán su "semana antitransgénica" aunque no tienen "grandes esperanzas ante una prohibición española".