Reino Unido prohíbe cocer marisco vivo y sacude a la hostelería

Reino Unido prohíbe cocer marisco vivo y sacude a la hostelería
Reino Unido prohibirá hervir vivos langostas, cangrejos y mariscos. Bienestar animal, polémica en la hostelería y un cambio histórico en la cocina.
Langostas
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Martes, Diciembre 23, 2025 - 14:58

Reino Unido está a punto de dar un paso firme, y polémico, en su política de bienestar animal. El gobierno británico ha anunciado que prohibirá por ley la cocción de crustáceos vivos, incluyendo langostas, gambas, cigalas, bogavantes y cangrejos. La medida forma parte de la Animal Welfare Strategy, el ambicioso plan del Ejecutivo laborista liderado por Keir Starmer, que busca reducir el sufrimiento animal y reforzar uno de los marcos regulatorios más estrictos de Europa.

La decisión no es menor: afecta directamente a prácticas históricas en restaurantes, pescaderías y cocinas profesionales, y abre un debate incómodo sobre tradición, ética, técnica culinaria y competitividad internacional.

El fin de una práctica cuestionada desde hace años

La prohibición responde a una creciente presión científica y social. Desde hace más de una década, estudios han señalado que crustáceos y cefalópodos son seres sentientes, capaces de experimentar dolor intenso cuando se introducen vivos en agua hirviendo.

Aunque la cocción en vivo sigue practicándose en algunos restaurantes británicos, cada vez más voces la consideran una forma de tortura evitable. Existen alternativas, como el aturdimiento eléctrico previo al sacrificio, ya implantado en distintos países y compatible con la calidad del producto final.

De reconocer el dolor… a legislar de verdad

El giro no surge de la nada. En 2022, el Parlamento británico aprobó la Conservatives’ Animal Welfare Act, reconociendo oficialmente que crustáceos (langostas, cangrejos, gambas) y cefalópodos (pulpos, calamares) pueden sentir dolor.

Sin embargo, aquella ley se quedó a medio camino: no prohibía explícitamente hervirlos vivos. Ahora, la nueva estrategia aclara que esta práctica dejará de ser compatible con los métodos de sacrificio aceptables, según recoge el documento oficial Animal Welfare Strategy for England, que será presentado al Parlamento.

Organizaciones animalistas celebran… la cocina duda

Desde Crustacean Compassion, la reacción ha sido inmediata. Su director ejecutivo, Ben Sturgeon, calificó la medida como “un avance fundamental”, según declaraciones recogidas por Financial Times:

“Introducir animales conscientes vivos en agua hirviendo provoca varios minutos de dolor extremo. Es tortura y, además, se puede evitar completamente”.

La organización insiste en que toda la cadena de suministro dispone ya de soluciones técnicas viables que eliminan el sufrimiento sin perjudicar al producto.

Mucho más que mariscos: gallinas, zorros y caza encubierta

La nueva legislación va más allá del mar. Incluye también:

  • La prohibición de la caza con perros y de la llamada “caza de rastro”, considerada una tapadera para la caza ilegal de zorros.
  • Restricciones a trampas y a la caza de liebres en época de cría.

El objetivo del Gobierno es cerrar cualquier resquicio legal que permita prácticas encubiertas incompatibles con los nuevos estándares éticos.

Ganadería, jaulas y el pulso al comercio internacional

En el ámbito ganadero, el plan contempla la eliminación progresiva de jaulas enriquecidas para gallinas y de jaulas de parto para cerdas, sistemas ya abandonados por buena parte del sector.

Además, el Gobierno ha sido tajante: no firmará acuerdos comerciales con países cuyos productos no cumplan los mismos estándares de bienestar animal exigidos a los productores británicos. Incluso se plantean cuotas, restricciones o prohibiciones a importaciones que supongan competencia desleal.

Tom Bradshaw, presidente de la Unión Nacional de Agricultores, lo resume así:

“Si pedimos estándares altos a nuestros agricultores, no podemos permitir que productos extranjeros sin esas normas les perjudiquen”.

¿Y ahora qué? El dilema real para la hostelería

Mientras la ética avanza, la hostelería británica se inquieta. Restauradores se preguntan si tiene sentido comprar marisco vivo para después congelarlo, y pescadores y mariscadores temen que esta ley abra aún más la puerta a productos congelados importados, con menor control y trazabilidad.

La pregunta flota en el ambiente:
¿Estamos ante un avance necesario… o ante una decisión que cambiará para siempre la relación entre cocina, producto y territorio?

Reino Unido lanza un mensaje claro: la tradición ya no justifica el sufrimiento evitable. La gastronomía, guste o no, entra en una nueva fase donde la ética animal empieza a condicionar técnicas, costes y discursos.

El debate está servido. Y no solo en las cocinas británicas.