Generalmente cuando se habla de la importancia de mantener una dieta sana y equilibrada, nos referimos a los beneficios para la salud desde un punto de vista orgánico o visceral, ya sea porque nos ayuda a mantener la figura, o porque contribuye a disminuir los riesgos de padecer obesidad, colesterol alto, diabetes o hipertensión arterial. Sin embargo, una correcta alimentación también puede actuar a nivel emocional, convirtiéndose en una fuente inagotable de alegría y felicidad.
Para comprenderlo mejor tenemos que conocer un poco acerca de las endorfinas y la función que ejercen en nuestro cuerpo. Se trata de hormonas producidas por el cerebro, específicamente por la glándula pituitaria y el hipotálamo, que actúan como neurotransmisores del Sistema Nervioso Central en determinadas zonas, y que realizan diferentes funciones con beneficios para el organismo.
Entre otras cosas, las endorfinas ayudan a calmar el dolor ante traumatismos, enfermedades extremas y agudas, actividad física excesiva, crean sensación de placer y bienestar ante diversas situaciones, ayudan a liberar las hormonas sexuales que despiertan el deseo, fortalecen el sistema inmunológico y regulan el apetito. Podemos decir que son las responsables de que disfrutemos todo lo que nos provocan satisfacción y felicidad, lo que a su vez hace que las produzcamos en mayor cantidad.
Existen situaciones en la vida que provocan que los niveles de endorfinas en sangre disminuyan y sus reservas se agoten. Tal es el caso de la pérdida de un amor o de un ser querido, enfermedades o traumatismos dolorosos, estrés mantenido y mala alimentación, entre otras, que se traducen en depresión y desánimo. De ahí que sea necesario estimular la producción de estas hormonas.
Una de las formas más efectivas para lograrlo es a través de la ingestión de ciertos alimentos: el disfrutar de algunos olores, colores, sabores y texturas, y en buena compañía, provoca una estimulación sensorial en las personas que hace que se active la producción de endorfinas. Tal es el caso de determinadas especies como la canela, vainilla, mostaza, orégano, ajo, cebolla, laurel, curry, jengibre, menta, pimiento y chile. Estos últimos inducen una sensación picante y de quemazón en la lengua, como si se tratase de dolor, a la que responde el cerebro liberando endorfinas.
Existen otros alimentos que contienen nutrientes necesarios para la producción de estas hormonas. Se trata de proteínas como la carne, pollo, huevo, pavo, pescado y mariscos, que aportan aminoácidos esenciales como la fenilalanina.
También pueden mencionarse los carbohidratos, que al convertirse en azúcar en el intestino estimulan la producción de insulina. Esto hace que las células del cerebro sean más receptivas a los precursores de las endorfinas. Se aconsejan cereales integrales como el arroz, fideos, trigo, cebada y la avena.
En el caso de las frutas, pueden ingerirse preferentemente piña y plátano, que son fáciles de digerir y ricas en vitaminas, minerales y oligoelementos, lo cual proporciona al organismo un rápido aporte de energía y estimula el metabolismo y la circulación.
Son de destacar los quesos, dulces y el chocolate en cualquiera de sus formas de presentación. Este último contiene cacao, azúcar, fenilalanina, exorfina y teobromina, ingredientes que son además estimulantes y analgésicos.
Como podemos apreciar, lograr un adecuado estado de ánimo también se puede conseguir manteniendo una dieta equilibrada, variada y colorida.
A continuación, sugerimos un menú en cuatro tiempos diseñado por el Chef Internacional Enoch Tamayo Acosta (Hotel H10 Habana Panorama, Cuba), que ilustra todo lo antes expuesto, y que sin dudas llenará de felicidad cualquier corazón roto.
Menú en 4 tiempos
PRIMER TIEMPO
Ensaladilla de clásicos frutos del mar bañados con vinagreta de cebolla y espuma de mostaza de Dijon.
SEGUNDO TIEMPO
Cremoso de quesos azules batida con infusión de jengibre con pétalos de rosa y esferas de menta.
TERCER TIEMPO
Pechuga de pavo perfumada en reducción de vino tinto y ciruelas pasas, acompañado de alcachofas templadas.
POSTRE
Gran esfera de bombón de chocolate rellena con licor de cacao.
