Cuando el ocio es un derecho, el mundo de la gastronomía debe ponerse manos a la obra para dar un giro de accesibilidad con el objetivo de que que todas las personas puedan disfrutarla. El Día Internacional de las Personas con Discapacidad se celebra cada 3 de diciembre, un buen momento para recordar ciertas directrices a los profesionales del sector. Hoy es el día de empezar a derribar las barreras discriminatorias para crear un mundo basado en la igualdad de oportunidades usando la gastronomía como herramienta.
No solo comer es el derecho más fundamental de las personas, sino que la ONU también pone al disfrute del tiempo libre como una necesidad humana y, en este caso, se reivindica el gozo de una gastronomía inclusiva, variada y accesible para todos. Ayuntamientos, destinos turísticos, asociaciones y hoy restaurantes impulsan una gastronomía accesible dedicada a servir a todos los rincones de la comunidad. El beneficio es bidireccional, cuando quien sufre una discapacidad puede disfrutar gozosamente de la gastronomía y los establecimientos fidelizan a su público y atraen mayor clientela.
La gastronomía accesible trata de diseñar una experiencia cómoda, segura y autónoma tanto para personas con discapacidad, como para acompañantes. Para hacerlo se integran tecnologías y se fomentan modificaciones en los establecimientos, así como se requiere de mayor investigación para el diseño del menú y los ingredientes.
Algunas medidas para vivir la gastronomía sin barreras
Diseño de cartas y menús en Braille. Las personas invidentes suelen enfrentarse a las cuestiones más básicas para acudir a restaurantes. Si se incluyen menús en braille, quienes sufren de discapacidad visual pueden leer la carta sin asistencia complementaria. Otras cuestiones pueden ser incluir macrotipos para quienes sufren de baja visión o códigos QR debidamente señalizados para acceder de forma digital a otras herramientas como la lectura del menú en altavoz.
Rampas y acondicionamientos para sillas de ruedas. Quienes se desplazan con silla de ruedas deben poder acceder a los espacios de igual forma, por ello no solo se trata de añadir rampas a los establecimientos sino también de adaptar los aseos, adecuar las mesas a las alturas y dejar los suficientes espacios entre mesas para permitir el paso a las sillas de rueda.
Asumir la tendencia pet-friendly para las personas con necesidad de asistencia de animales. Aunque la legislación ya ha avanzado lo suficiente como para permitir a los animales en restaurantes, bares y cafeterías, todavía quedan algunos espacios en los que el acceso no está regulado. Personas invidentes y aquellas cuyos animales les ayudan a regular emociones o sirven de aviso para posibles dolencias, requieren que sus perros puedan entrar a los establecimientos para poder adquirir los servicios como cualquier otra persona.
Implementación del lenguaje de signos entre el personal. El lenguaje de signos es una de esas medidas que se están llevando a cabo con mayor regularidad vista su necesidad entre una sociedad cada vez más inclusiva. Personas que no pueden comunicarse mediante la voz o tienen dificultades en la escucha se comunican gracias a las manos, por lo que teniendo personal formado, la inclusión se garantiza permitiendo una forma autónoma de comunicación sin necesidad de asistencia.
Medidas antirruido para las personas neurodivergentes. La discapacidad es mucho más que física y las personas neurodivergentes también deben poder acceder a la restauración. Debido a que estas personas tienen dificultad para procesar los estímulos, medidas adecuadas serían crear zonas tranquilas o herramientas que mitiguen el ruido para conseguir una experiencia gastronómica sensorial adaptada.