Seguramente todos estamos de acuerdo en que el chocolate es de esos alimentos que no distingue entre edad, sexo, raza, religión, inclinación política o preferencia sexual, y que cuando lo tenemos cerca lo deseamos con una fuerza irresistible.
Y es que contiene una serie de componentes como la serotonina, dopamina y feniletilamina (neurotransmisores del Sistema Nervioso Central), que al ser ingeridos actúan sobre el cerebro y provocan sensaciones de euforia y bienestar emocional, logrando así que nos comportemos de manera más activa ante los estímulos externos.
En la actualidad, existen muchos estudios que han demostrado que los beneficios del chocolate para la salud van más allá de brindar placer o positividad:
• Se plantea que la ingestión de 6 g a 7 g de chocolate oscuro, puro y orgánico al día ejerce un efecto protector sobre la degeneración de las células del organismo, responsable de la aparición de determinadas enfermedades como las cardiovasculares y el cáncer. Esto es posible gracias a la presencia en este alimento de más de 30 componentes con propiedades antioxidantes, dentro de los cuales se encuentran: los ácidos ferúlico y ascórbico, flavonoides como la quercetina y la epicatequinas, que reducen la presión sanguínea al producir óxido nítrico y disminuir la inflamación celular.
• Tiene alto poder energético, ya que contiene grasas vegetales y azúcar (la cual se le agrega para atenuar su amargor), por lo que puede ser usado en personas que practican ejercicios físicos y actividades donde se requiera gran gasto de energía. Una de estas grasas es el ácido esteárico, que es de tipo saturado y ejerce un efecto neutralizador sobre el colesterol, tan dañino para los vasos sanguíneos.
• La piel no escapa a sus encantos, gracias a una sustancia que contiene, llamada linolina. Al aplicarlo externamente en forma de masaje, mejora el estado de las articulaciones en personas que sufren de artrosis o artritis. Además, tiene propiedades exfoliantes, hidratantes y vigorizantes, por lo que puede ser utilizado en el tratamiento contra celulitis, resequedad y manchas en la piel, haciendo que esta recobre su brillo natural.
• El chocolate amargo, rico en cacao, podría ser prescripto en el futuro para personas con cirrosis hepática. Luego de estudios realizados en España, quedó demostrado que comer chocolate amargo frena el usual aumento de la presión sanguínea abdominal después de las comidas, la cual puede llegar a niveles peligrosos en pacientes con cirrosis y, en casos severos, llevar a una ruptura de los vasos sanguíneos.
Se considera que los compuestos antioxidantes que se encuentran en el cacao son la razón por la cual el chocolate es bueno para la presión sanguínea, ya que estos químicos ayudan a relajar las células musculares de los vasos sanguíneos para que se dilaten.
• En el intestino existen dos tipos de microbios: “buenos y malos”. Los primeros, como las bífidobacterias y las bacterias del ácido láctico, se ven favorecidos con este alimento. Cuando se come chocolate negro, estas crecen y lo fermentan, produciendo compuestos que son antiinflamatorios y que permiten aumentar la sensibilidad de las células a la insulina. Esto puede ser beneficioso para personas que padecen de diabetes mellitus.
• Una de las novedades en el estudio del chocolate y sus beneficios resalta uno de sus compuestos, la teobromina, conocida por su acción vasodilatadora, y ahora también como relajante de la musculatura bronquial. Esto la hace efectiva contra la tos persistente, las crisis de asma bronquial y posible anticancerígeno pulmonar.
• Por último, la más noble de sus bondades, el efecto psicológico y la ternura que despierta en los seres humanos, ya que su sola presencia nos hace evocar fechas conmemorativas, familiares, amores y amigos, con los que alguna vez degustamos su irresistible sabor.
Credito
Por: Dr. MsC. Julio César Ginarte Suárez
