Mundo. Una nueva escalada en los precios de los alimentos amenaza a las naciones pobres, anunció la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), pues si bien con la crisis económica las cotizaciones de los alimentos disminuyeron en las naciones desarrolladas, se mantienen en alza en las pobres, incluso en algunos sitios con niveles récords.
Especialistas de la FAO indicaron que si bien los precios más altos de los granos aún no alcanzan los niveles del año pasado, van a ser duros para los países en vías de desarrollo y podrían socavar la economía global, señala un reporte de Prensa Latina.
Con la soja a la cabeza, esos alimentos han estado de buena racha desde marzo, principalmente debido a la mala perspectiva de las cosechas en Brasil y Argentina y a una ola de compras extraordinarias de China que repone sus reservas.
Esas perspectivas podrían contribuir a la inflación de los alimentos en momentos en que los consumidores sufren una recesión económica global, cuya recuperación se afectaría de ocurrir un clima adverso con una sequía durante el verano boreal del 2009.
El pasado año los altos precios en renglones claves alimenticios provocaron disturbios sociales, llevó los mercados de materias primas a cifras elevadísimas y generó obstáculos en las exportaciones que influyeron en el flujo del comercio mundial.
La FAO también ve señales de alarma en el incremento de los precios del petróleo, ya que de ser significativo puede arrastrar consigo las cotizaciones de los alimentos.
El director general de la organización, Jacques Diouf, apuntó que con casi mil millones de personas pasando hambre en el mundo, hay que actuar con urgencia, pero también prever mejoras sostenibles y duraderas en la agricultura.
Sentenció que el hambre en el mundo no es tolerable, por lo que insistió en el acceso a alimentos suficientes, nutritivos e inocuos, para el bienestar de las familias pobres y el desarrollo económico, la paz y la seguridad en cualquier rincón del planeta.
El desafío, afirmó Diouf, es producir alimentos para los tres mil millones de personas más que vivirán en 2050.