La capital francesa reedita una versión de sí misma, un gran laberinto de túneles y cámaras de piedra, que datan muchas de la Edad Media y que ahora albergan despensas y bares de jazz.
Después de las bóvedas de oro del Banco de Francia (y la supuesta guarida de El Fantasma de la Ópera), quizás la obra subterránea más famosa de París sea la bodega de vinos del restaurante La Tour d'Argent.
Siete pisos debajo de los salones del restaurante de la Tour con vistas al Notre Dame, se localiza la bodega que se extiende debajo de 27 habitaciones y cuenta con 450.000 botellas.
De esa inmensa colección, una pequeña cifra de 18.000 botellas fueron vendidas en una subasta pública, primera venta en su tipo desde la apertura del restaurante en 1582.
"Son vinos que pensábamos teníamos muchos, pero que podrían seguirse vendiendo por años", dijo David Ridgway, sumiller jefe de La Tour. Aunque algunos lotes datan del siglo XIX, muchas son las botellas que el Sr. Ridgway ha comprado desde que comenzó en 1981.
“Cuando estábamos trabajando compramos mucho más, esto antes de la llegada de la semana de 35 horas", el Sr. Ridgway dijo, refiriéndose a que actualmente en Francia existe una ley aprobada en 2000 que limita el número de horas a la semana que un empleado puede trabajar antes de obtener las horas extraordinarias, lo que ha complicado la dotación de personal de algunas empresas. "Lo que se traduce en menos trabajo de ventas, y por consiguiente menos venta de vino", dijo.
Hay otras razones por las que las botellas no se mueven tan rápidamente. La Tour, a pesar de su lista de vinos de 400 páginas, su reputación mundial y su glorioso pasado, ha perdido dos de sus tres estrellas Michelin en los últimos 13 años.
El restaurante ha reducido el número de platos en oferta en un esfuerzo por priorizar la calidad y recuperar su prestigio.
Sin embargo, también está sufriendo - como otros establecimientos en París - a partir de la retirada del turismo a causa de la recesión. Hubo un diez por ciento menos de turistas en el primer semestre del año, según la oficina francesa de turismo, según cifras solo recogidas en el verano.
La adversidad es nada nuevo para La Tour d'Argent, que fue saqueada en 1789 durante la Revolución Francesa. A finales de 1980, la bodega fue inundada por el río Sena. Y fue saqueada en la Segunda Guerra Mundial, cuando los nazis ocuparon la ciudad.
En el libro "“Wine and War: Los franceses, los nazis, y la Batalla por el tesoro más grande de Francia," los autores Donald y Petie Kladstrup plasman una anécdota de cómo en junio de 1940, un emisario del mariscal Hermann Göring pidió ver la bodega.
Por aquel entonces los nazis sustrajeron 80.000 botellas solo en los primeros meses de la ocupación - sin saber que 20.000 botellas más estaban ocultas detrás de una pared de ladrillo falso construido apresuradamente por Claude Terrail, quien dirigió el restaurante hasta el año 2003 antes de dejar a su hijo, André. Quien todavía es propietario de La Tour d'Argent, que se traduce en español como La Torre de Plata.
Las botellas más caras de la subasta fueron fechadas tan sólo un año antes de la Revolución francesa – y no eran precisamente de vino, sino del Cognac Clos de Griffier de 1788, cuyo precio fue estimado en 2.500 a 3.000 euros o 3.700 dólares a 4.500 dólares cada una.