Las patatas con sabor a jamón no desaparecen, pero sí cambian

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Maria Carrasco Lloria
Las patatas con sabor a jamón

Durante los últimos días, cantidad de titulares han cautivado la atención del lector con una tajante noticia: “La UE prohíbe las patatas fritas de bolsa con sabor a jamón”. Pero, ¿qué es lo que ha pasado realmente para llegar a este punto? ¿Es cierto lo que leemos?

Las patatas con sabor a jamón no han sido terminantemente prohibidas, tal y como asegura la Comisión Europea. 

Mientras tanto, sí es cierto que se han prohibido ciertos aditivos que contienen los productos con sabor ahumado como estos aperitivos. Se prevé una eliminación progresiva de estos artículos de los supermercados con la consiguiente readaptación de las marcas. No, no vas a dejar de comerlas de hoy para mañana si no te apetece hacerlo.

El pasado 24 de abril, la Comisión Europea aprobó la retirada de ocho aromatizantes tras una investigación de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA). Esta concluyó que, tras el análisis, los investigadores "no pudieron descartar preocupaciones con respecto agenotoxicidad para cualquiera de los ocho sabores de humo". Por tanto, no se han prohibido estas patatas, sino algunos de sus componentes de fabricación. La CE asegura que podrán continuar produciendo y vendiéndose aquellos aperitivos con una receta que no incluyan estos aditivos.

La Asociación de Snacks ha atajado las dudas sobre la noticia: las patatas con sabor a jamón no van a desaparecer, sino a cambiar. Por eso, la organización argumenta que “apoya plenamente el compromiso de la CE de garantizar la seguridad de los productos con aroma de humo, minimizando al mismo tiempo las perturbaciones en el mercado" y que sus actuaciones se alinean con la decisión de las autoridades.

En 2009 y 2012, la EFSA ya había estudiado estos usos de aromatizantes, pero no ha sido hasta 2024 que ha ocurrido el fallo determinante por parte de la Unión Europea para limitar el uso de ciertos alimentos, impulsado por la EFSA.

Tanto autoridades como empresas, prevén una sustitución progresiva del uso de aromatizantes de tipo ahumado, de cinco años, para productos que sustituyen el sabor del ahumado natural, como en jamón, queso y pescado; y de dos años, cuando el ahumado se utiliza para dar y potenciar los sabores.

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Maria Carrasco Lloria