El restaurante Sant Pau de la chef Carme Ruscalleda, en Sant Pol de Mar que ostenta desde 2006 tres estrellas Michelin, cerrará el próximo 27 de octubre. La notica ha sido expuesta este viernes 6 de julio mediante un comunicado emitido por la reconocida cocinera y su marido Toni Balam.
La chef, la única española que posee la máxima categoría en la prestigiosa guía, acaba de celebrar el treinta aniversario de la apertura del restaurante que, según Michelin, combina las "hondas raíces locales" con "elaboraciones que emanan femineidad, siempre creativas, delicadas y plenas de matices".
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Carme Ruscalleda y Toni Balam recuerdan que el restaurante Sant Pau nació en julio de 1988 como evolución del 'delicatesen' en el que habían convertido su tienda familiar y fue el resultado de "la suma de la fuerza de dos emprendedores, de la complicidad familiar, del magnetismo inspirador de la cultura culinaria local y del 'staff' profesional que nos acompaña".
"Tras decidir cruzar la calle en 1988, desde la tienda al Sant Pau, hemos recorrido un camino excitante y estimulante, un viaje profesional con unas maletas cargadas de compromiso, trabajo, honestidad, creatividad, ingenio e ilusión. Sentimientos personales y profesionales que continúan acompañándonos", explican en su nota pública.
Su último menú es un homenaje a esos treinta años de recorrido que acompañan de un librito conmemorativo, a modo de diario, en el que la cocinera repasa los momentos más significativos en el recorrido del restaurante que servirá su última cena en octubre.
El cierre de Sant Pau y el futuro profesional de Carme Ruscalleda
La pareja aclara que el cierre del Sant Pau "es una decisión meditada, natural y al mismo tiempo vital" de la que se sienten felices. “Queremos reinventar nuestros compromisos profesionales y darle recorrido, contenido y futuro a nuestro departamento Cuina Estudi.
Ruscalleda considera que ha finalizado una etapa y quiere continuar en activo, “y cargada de ilusión” pero de otro modo. En este sentido deja claro que continuará al frente del Sant Pau de Tokio, que la chef abrió en 2004, de la mano del empresario Yuji Shimoyama. El restaurante alcanzó las dos estrellas Michelin, lo que la convirtió en la cocinera más laureada del mundo, al acumular siete estrellas en la famosa guía gastronómica.
Asimismo, mantendrá su labor en el hotel Mandarin Oriental de Barcelona, donde su hijo Raül Balam regenta el restaurante Moments, dos estrellas Michelin, desde 2009. Recuerdan que en 2017 ampliaron su compromiso con el establecimiento para asumir la totalidad de su servicio gastronómico, "nos motiva la complejidad de organizar la gastronomía de un hotel que trabaja por y para la excelencia", agregó la chef.
Carme Ruscalleda y Toni Balam aseguran que no quieren "cortar el cordón umbilical que nos une a la cocina y a la gastronomía" y que prueba de ello es su colaboración este verano en el Restaurante Odyssey de Joël Robuchon, en el Hotel Metropole de Montecarlo, durante los meses de julio y agosto para el servicio de cenas.
El local donde se ubica actualmente el Sant Pau será traspasado a su hija Mercè Balam y su marido Albert Rovira, que lo convertirá en un bar, aunque seguirán utilizando la parte de la cocina para seguir investigando en nuevas propuestas gastronómicas, en lo que denominan el departamento Cocina Estudio.
Ruscalleda ha querido hacer referencia, en su nota, a su familia y a su equipo que han dado sentido a su proyecto. “Sant Pau es el resultado de la suma de la fuerza de dos emprendedores, de la complicidad familiar, del magnetismo inspirador de la cultura culinaria local y del Maresme, del equipo profesional que nos acompaña. Todos ellos son un abrazo de naturaleza, de inspiración y de fuerza que han convertido nuestra vida en un compromiso culinario y en una laboriosa dedicación de trabajo exigente y de estudio premiada con una agradable sensación de libertad y felicidad”.
Explica la cocinera que sus hijos han crecido, como lo hicieron ella misma y Toni Balam, en un ambiente de trabajo compartido en familia y con poco tiempo libre y de ocio. “Los educamos con los valores que nos transmitieron nuestros padres y abuelos: amor a la familia, al entorno, a la sociedad, amor y respeto al trabajo con organización y libertad de acción y placer por la gastronomía y la nutrición. Una forma de vida compartida con ellos y actualmente también con nuestras nietas”.
Fuente: La Vanguardia, El Mundo