Guinness gastronómicos: récords que han hecho historia (I Parte)

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Como ocurre en algunos de los mejores restaurantes del mundo, entrar en el Libro de Récords Guinness puede suponer una larga espera. Cada año, se reciben numerosas propuestas desde diferentes países, por lo que la respuesta a la solicitud de una nueva marca demora hasta tres meses. ¿Pero qué puede motivar a un enorme volumen de personas a establecer un récord? Probablemente, una de las mismas razones que cautivan a miles de comensales en las casas de comida más prestigiosas del orbe: la inspiración de un desafío.

"Es muy divertido pensar que soy el creador de algo único en el mundo entero. Si el perrito caliente gigante es mi contribución a la historia de la humanidad, sé que he logrado algo magnífico", ha asegurado Dan Abbate, creador del hot dog más grande disponible comercialmente.

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Dan Abbate y el hot dog más grande disponible comercialmente.
 

Al igual que él, muchos recordistas (apoyados incluso por instituciones) encabezan iniciativas relacionadas con el sector gastronómico. Los formatos, sin embargo, superan la decena de nomenclaturas, e incluyen desde categorías relacionadas con el arte y la literatura, los deportes y el cuerpo humano, hasta las tecnologías digitales, las redes sociales y los videojuegos. El límite para establecer un Récords Guinness es este: que cada título se pueda medir, pesar y contar.

Una pregunta para mover el mundo

Las interrogantes apuntan casi siempre a un descubrimiento o a una idea. Hace más de seis décadas, Sir Hugh Beaver, Director General de la destilería Guinness, se preguntó cuál sería el ave de caza más rápida, y ni él ni sus compañeros pudieron encontrar la respuesta.

En 1954, recordando este incidente, decidió solventar interrogantes similares y promocionar, de esa forma, la cerveza Guinness. Invitó entonces a los gemelos Norris y Ross McWhirter a compilar un libro de datos y hechos, que implicó más de 13 semanas de trabajo y la fundación de Guinness Superlatives. 

Lo que comenzó como un cuestionamiento en un día de caza en el condado inglés de Wexford, se traduce hoy en una de las marcas más reconocidas globalmente: 141 millones de libros vendidos en más de 100 países, con traducciones a 22 idiomas; además de una amplia gama de servicios y productos, incluidas series de televisión o programación de video.

Y es que el universo Guinness constituye una gran comunidad, cada vez más ecuménica: personas que presentan reiteradas propuestas de marcas sin conseguirlo; otras que logran inscribir un título (o varios); y equipos de trabajo con sede principal en Londres y oficinas regionales en China, Estados Unidos, Japón y los Emiratos Árabes, que certifican cada intento y convierten lo asombroso en oficial.

Si hay un elemento común en cada Récords Guinness, es lo inaudito. El asado con cuero más grande, la elaboración del pisto más grande, o la mayor moneda de chocolate... ¿Le parecen propuestas inverosímiles? ¿Transgresoras acaso? Todas están incluidas en la base de datos de los Guinness, junto a una extensa lista de más de 40 000 récords, unidos por la singularidad y la imaginación de sus protagonistas, y el aval de jueces oficiales, representantes y supervisores.

To be or not to be: la ruta hacia el Récords Guinness

Para mantener altos estándares y garantizar la autenticidad, Guinness World Records exige que cada título cumpla los siguientes criterios: ser medible, verificable, estandarizable, universal, rompible (los Récords Guinness permanecen abiertos a ser batidos en el futuro), y de un solo superlativo (puede aceptarse, por ejemplo, un récord por el hombre más longevo, pero no por el hombre más longevo con la mayor colección de un determinado objeto).

Además de tener en cuenta esas pautas, es necesario que los recordistas provean una carta de presentación para todos sus intentos de marcas; dos declaraciones de testigos que confirmen el cumplimiento de las reglas establecidas y ofrezcan una descripción detallada; y la declaración de supervisores independientes para récords de participación masiva (cada uno debe observar grupos de no más de 50 personas).

La autoridad universalmente reconocida en récords mundiales, contrario a lo que muchos piensan, no paga a los recordistas por sus logros o por hacer un intento de Récords Guinness; tampoco cubre gastos, ofrece patrocinio en eventos o proporciona equipo para que los récords sean intentados. Pero la pasión y el entusiasmo de audaces y emprendedores pueden llegar a ser superior a cualquier rédito.

Así, ya sea como resultado de un sueño personal o una motivación colectiva, anualmente continúan registrándose a escala global marcas increíbles, muchas de ellas relacionadas con el sector gastronómico iberoamericano. En un próximo artículo compartiremos algunas de esos récords y las interioridades que los catapultaron al éxito.