La historia de Le Bristol de París se inicia con la construcción de la Plaza de la Concordia y el embellecimiento de los Campos Elíseos. El Duque de Noailles vende el terreno en el cual hoy está ubicado el hotel a un empresario del rey Luis XV. Se trata entonces de un espacio hortense vasto y verdoso.
El particular hotel es edificado en este emplazamiento algunos años más tarde. La Condesa de Damasco adquiere la propiedad; luego se lo lega a su hija, entonces viuda del Conde Charles de Vogüé. En 1829 El Hotel de Vogüé es vendido a una figura emblemática del segundo Imperio: el Conde de Castellane que lleva a cabo la decoración interior con lujo y fantasía.
Patrocinador del arte dramático, Julio de Castellane hizo construir su propio teatro privado (hoy el Restaurante de Invierno). Las espectaculares fiestas mundanas organizadas por el excéntrico propietario lo hacen un lugar de prefrencia para las citas de la alta sociedad de la època . Después de la Primera Guerra Mundial, Hippolyte Jammet, hijo de los propietarios del restaurante "Le boeuf à la mode", adquiere el hotel, descuidado desde hacía varios años.
Pierre Jammet, hijo y sucesor de Hippolyte, decide realzar la imagen de la gastronomía en los restaurantes de hoteles de gran lujo. Lanza el concepto de un menú único y original, servido en el momento de "mercredis de Le Bristol". Esta operación se refiere a sus frutas: el hotel recibe un sin fin de alabanzas y le es otorgado el famoso trofeo Kleber Colombes. En 1975, Baker celebra sus cincuenta años de carrera en Le Bristol en el marco de una cena que reúne a 250 invitados. Será la última gran tarde de la era Jammet.
El Bar de Le Bristol está dirigido por Pascal Havel. Éste, acoge a una clientela cosmopolita, mezcla de artistas, celebridades parisinas de la moda, personalidades del mundo diplomático y la política así figuras de los medios de comunicación.
Un ritual en este lugar es la hora del té (de las 15h 30 a las 18h 00). Establecida en colaboración con el Club de los Bebedores de Té, Le Bristol ofrece una elección de 15 sabores nacidos de las plantaciones más célebres de la India, de Sri Lanka, de China…Y para un verdadero Tea-time en la tradición más pura, puede ser acompañado de "finger" emparedados, pastelitos y pastelería fina.
El mencionado Bar, que se abre a un vestíbulo elegante, ofrece un nuevo aspecto siempre en su propio espíritu. Situado en el centro de la planta baja y en forma circular, el mostrador está colocado entre cuatro columnas de mármol rosa. A la izquierda, el salón María Antoinette donde se muestra el retrato de la reina homónima. Al fondo, la alcoba que ofrece una intimidad amortiguada a los matices carmín. El ambiente musical, confiado a Béatrice Ardisson, se adapta a los diferentes momentos del día. Los primeros rayos del sol son una invitación para disfrutar del jardín.
La carrera de Eric Frechon, chef de Le Bristol
La carrera de Eric Frechon se presenta en 1980 a Le Grande Cascade. Un año más tarde, entra a formar parte del equipo de cocina como segundo chef. Después, pasa a ser primero de cocina. Su trayectoria fulgurante le conduce a la edad de 25 años al Hotel de Crillon donde ocupa su puesto de primer subjefe al lado de Christian Constant, y obtiene en 1993 el título de Mejor Obrero de Francia. En 1999, sus pasos lo devuelven a Le Bristol.
Toma entonces la dirección de las cocinas del hotel de gran lujo parisino. Adepto a una cocina ecléctica, abierto al mundo, y basado en el producto, Eric Frechon, de igual manera que un creador de alta costura viste a sus maniquíes para sublimarles; cocina sus productos para revelarles todo su esplendor.