Un encuentro desde la culinaria

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Karen Santamaría
Categoría
Maíz

A TRAVÉS DEL ACTO DE COCINAR JUNTAS, LAS COMUNIDADES TIGUA Y RARÁMURI ABRIERON PUERTAS PARA EL ENTENDIMIENTO MUTUO, EL RESPETO POR LAS DIFERENCIAS Y LA APRECIACIÓN DE SUS SIMILITUDES

En todas partes del mundo, compartir una comida es una forma poderosa de conectar con los demás. Desde las reuniones familiares hasta las celebraciones comunitarias, el acto de comer funciona como un punto de encuentro que une a las personas y fortalece los lazos sociales. En muchas culturas, compartir la mesa es una ocasión especial donde se escuchan historias, transmiten tradiciones y se fortalecen las relaciones interpersonales.

En una experiencia única y enriquecedora, tuve el privilegio de invitar a cocinar en nuestro Clúster
Gastronómico, a un miembro de la comunidad tigua y a otro de la comunidad rarámuri. Este encuentro culinario no solo fue una oportunidad
para compartir recetas y técnicas tradicionales, sino también para explorar las conexiones culturales que subyacen en la gastronomía de
ambos grupos indígenas.

Los rarámuris, también conocidos como tarahumaras, son originarios del norte de México, específicamente de la Sierra Madre Occidental en el estado de Chihuahua. Se cree que su presencia en la región se remonta a varios siglos atrás, posiblemente incluso antes de la llegada de los españoles a América.

El término “rarámuri” es en realidad la palabra que los propios tarahumaras utilizan para referirse a sí mismos en su lengua nativa, que también se llama rarámuri. A lo largo de su historia, los rarámuris han mantenido una conexión profunda con la tierra y han desarrollado una cultura única, adaptada a las condiciones geográficas y climáticas de la Sierra Tarahumara.

Su modo de vida tradicional se caracteriza por la agricultura de roza (milpa), la caza, la recolección y un profundo conocimiento del entorno natural. Además, son conocidos por sus habilidades en el atletismo de resistencia, como lo demuestran sus carreras a larga distancia a través del terreno montañoso de su región.

Maíz, frijol y quelites son las tres especies que dan identidad a la milpa rarámuri. Más de 35 especies de este cereal y hierbas comestibles de todas las clases cimentaron la alimentación de la comunidad tarahumara.

Lea el artículo completo en nuestra Revista Excelencias Gourmet No.94

Credito
Karen Santamaría