La influencia de los superalimentos en la salud

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María del Carmen Batlle Almodóvar
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superalimentos

La evolución de los hábitos nutricionales ha sido muy variable a través del tiempo, pero con el criterio básico de mantener la salud. Cada día las exigencias de los consumidores se dirigen más a la búsqueda de nuevos productos, con propiedades funcionales que puedan proporcionar, además del valor nutritivo, otros componentes con actividad fisiológica que permitan un mejor estado, tanto físico como mental; y reducir así el riesgo de enfermedades, alargar la vida y mantener su calidad.

El término de superalimento fue usado por vez primera a principios del siglo XX; aunque desde fechas recientes se utiliza esta terminología en el argot popular. El referido vocablo relaciona a los alimentos, especialmente frutas y verduras, cuyo contenido en nutrientes les confiere un beneficio para la salud superior al que puedan tener otros comestibles. En el diccionario Merriam-Webster se define como “alimento rico en nutrientes, lleno de vitaminas, minerales, fibra, antioxidantes y/o fitonutrientes”.

Superalimentos con cuidados "súper"

Pero, ¿qué hay de cierto en estas afirmaciones? Por ejemplo, los arándanos son unos de los superalimentos más populares y conocidos; en tanto, han sido objeto de frecuentes estudios realizados por científicos. Se ha evidenciado que las altas concentraciones de un grupo de compuestos antioxidantes vegetales -presentes en los arándanos-, especialmente las denominadas antocianinas, inhiben el crecimiento de las células de cáncer de colon humano. Se ha constatado, al mismo tiempo, que estas bayas revierten la pérdida de memoria asociada a la edad.

Igualmente, se ha concedido el rango de superalimentos a otras frutas, como el acaí y la granada. Se ha demostrado que la pulpa a base de acaí tiene potentes propiedades antioxidantes. De los estudios realizados con zumo de granada se ha observado que puede disminuir la tensión arterial a corto plazo, así como reducir el estrés oxidativo en personas sanas. Asimismo, se ha afirmado que el cacao reduce drásticamente el riesgo de cardiopatías mediante el aumento de la elasticidad de los vasos sanguíneos.

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Por otro lado, en muchas de las listas actuales de superalimentos se ha incluido al salmón, basándose en las crecientes pruebas de que los ácidos grasos omega-3, contenidos en el salmón y en otros pescados grasos, prevengan los problemas cardiacos y alivien el dolor articular que padecen los pacientes con enfermedades reumáticas. En ese sentido, se ha comprobado que los nutrientes de los superalimentos tienen diversas propiedades beneficiosas para la salud.

Analizándolo con una perspectiva más objetiva, se advierte que existen dificultades a la hora de aplicar los resultados de esos estudios a dietas reales. Esto se debe a que las condiciones en las que se investigan los alimentos en los laboratorios varían mucho, según la manera en que estos son consumidos por las personas en su vida cotidiana.

Una de las principales características de las indagaciones llevadas a cabo en este campo es que se tiende a emplear niveles muy altos de nutrientes, que habitualmente no son alcanzables desde un punto de vista realista dentro de una dieta normal. Además, los efectos fisiológicos de muchos de esos superalimentos son solo a corto plazo. Eso significa que debían ser consumidos frecuentemente para obtener de ellos algún beneficio para la salud humana. Sin embargo, su consumo habitual podría resultar contraproducente: por ejemplo, el empleo cotidiano de cacao en forma de chocolate aumentaría los flavonoides saludables presentes en el cacao, pero también incrementaría la concentración de otros nutrientes que se recomiendan consumir menos.

Para asegurar una ingesta equilibrada de cara a disfrutar de una buena salud, debemos aumentar el abanico de alimentos nutritivos que incluimos en nuestras dietas, en vez de centrarnos en un pequeño conjunto de productos considerados "súper". Subrayamos que nuestra alimentación cotidiana debe incluir una gran cantidad y variedad de frutas y verduras.

La genética, lo súper y la dieta sana

Desde los albores de la agricultura hemos manipulado los cultivos para hacerlos más grandes, más dulces, para que rindan más o que resistan enfermedades. ¿Le gustaría degustar una hamburguesa de carne de células madre, con un poco de arroz genéticamente modificado? ¿o quizás un poco de brócoli de cultivo especial que pueda regular su metabolismo? Estos platos han sido anunciados por tecnólogos de comidas; mientras un grupo considerable de científicos labora para modificar los alimentos que comemos.

En la actualidad los micronutrientes pueden ser manipulados de diversas formas. Se puede producir mutagénesis en los cultivos, que es la inducción química o física de un gen para obtener nuevas variantes genéticas de un producto determinado. Igualmente, se logra la cría selectiva: cruzamiento de bancos de semillas, antiguas y actuales, para obtener una planta o fruto con una determinada característica genética o un micronutriente específico del suelo.

En Filipinas actualmente se consume un arroz dorado, genéticamente modificado para reforzar el sistema inmune y prevenir la ceguera. Con similares propósitos, los científicos hoy día buscan aumentar artificialmente la cantidad de nutrientes en nuestra comida, particularmente para alimentar a millones de personas desnutridas en el mundo desarrollado y poder mitigar enfermedades como el cáncer, que afecta severamente a la población mundial.

Bajo tales premisas, el cofundador de Microsoft, Bill Gates, participó en el financiamiento de HarvestPlus, un programa internacional que contempla la modificación de los comestibles para mejorar la nutrición de los pobres. La iniciativa ha desarrollado una patata dulce rica en vitamina A, y está usando métodos tradicionales para mejorar seis especies: maíz y yuca ricos en vitamina A; frijol y mijo potenciados en hierro; trigo y arroz, con mayor cantidad de zinc.

Sin embargo, el tema de los superalimentos es amplio y debatible. Todavía hay "mucho que no conocemos", dijo la doctora Emma Hockridge, jefa de políticas de Soil Association, una organización británica de beneficencia que aboga por los cultivos orgánicos: "¿Somos capaces de absorber los nutrientes extra? Para lograrlo necesitamos también otras vitaminas y minerales. Además, no sabemos exactamente qué hay en los "vegetales modificados", afirma Hockridge.

La especialista destaca que alguien que coma mucho arroz dorado "puede estar ingiriendo demasiada concentración de algunas vitaminas y minerales"; en tanto hay otros cultivos no genéticamente modificados, como los plátanos, que contienen mayores niveles de vitamina A.

No obstante, la modificación de comidas para añadirle nutrientes y beneficios, un proceso llamado biofortificación, es cada vez más popular en países desarrollados.

La búsqueda de los "superalimentos" enriquecidos de manera "milagrosa" o genéticamente modificados, continuará en los próximos años. Mientras tanto, muchos expertos coinciden en afirmar que en vez de buscar un único "superalimento", resulta más sano comer una amplia variedad de platos naturales y consumir muchas frutas y vegetales. Esto sería suficiente en el aporte de los nutrientes que necesitamos para una dieta sana y disfrutar de una excelente salud.

Fuente: Revista Excelencias Gourmet No. 66

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María del Carmen Batlle Almodóvar